Él sonrió a su vez.
-Bien.
Nos quedamos mirándonos.
-Siéntate. Yo me encargo de todo.
Me encogí de hombros.
-Como quieras.
Me senté en la parte más alejada de la mesa, donde enfrente se sentaría él.
Puse una pierna sobre la otra, apoyé los codos sobre la mesa y puse la cabeza sobre las manos.
Suspiré, me eché hacia atrás y apoyé la espalda en el respaldo de la silla, dejando los brazos sobre mi regazo.
Vine aquí con la idea de echarme unas risas con Niall y me encontraba con que tendría que enfrentarme...A esto.
Harry apareció con dos fuentes tapadas.
Las dejó en la mesa y se fue, de nuevo.
Examiné los cubiertos, tratando de adivinar, por lo que eran, qué me tendría preparado de cenar.
Volvió portando una botella de Coca-Cola.
Nos sirvió a los dos y después destapó las fuentes.
Vi su contenido.
-¿Cómo sabías qué...?
-Digamos que tengo espías muy potenciales.
-Le has preguntando a Niall.
-Sí. Eso hice.
-Sólo a él le dije que los tortellini y la ensalada césar eran mi comida favorita.
-Me ha venido bien esa información, como ves.
-Al menos no has vuelto a buscarme en Wikipedia, porque ya sabes que no salgo.
Sonrió.
-Eso no es cierto.
-¿Qué? ¿Has vuelto a buscarme?
Asintió con la cabeza.
-Y sales en ella. Con una foto muy favorecedora, por cierto.
-¿Y qué pone?
-"Concursante de ______. Quedó en primera posición en la categoría de parejas y en segundo lugar en la categoría de grupos. Próxima bailarina en el nuevo tour de Justin Bieber" Algunos datos sobre tu vida y tu físico, entre otras cosas y "actualmente mantiene una relación sentimental con Harry Styles, miembro de la banda británico irlandesa One Direction".
Sonreí.
-Se ve que eso último no está actualizado.
-Bueno, que yo sepa nos hemos peleado, pero en ningún momento hemos dicho de romper.
Oh, era cierto.
-Me parece íncreible que alguien como yo tenga una página en Wikipedia. ¿Qué más pone?
-Que antes tuviste una relación con Niall y nada más.
-Oh.
-Pero sírvete, mujer, no seas tímida.
-¿Esto lo has hecho tú? Llegó a mis oídos que eras un maestro en la cocina.
Asintió con la cabeza.
-Ajá, yo lo hice, aunque recibí un poco de ayuda por parte de Bego. Me vino bien su ayuda, es cierto. ¿Sabes? No es en el único sitio donde soy un maestro...
Enarqué una ceja.
-No me digas. ¿Dónde más?
-¡Ah! Eso tendrás que descubrirlo tú...
Puse los ojos en blanco y me serví tortellinis.
Pinché uno y me lo llevé a la boca.
Harry observó con ojos curiosos todo el procedimiento.
Lo mastiqué, saboreé y tragué.
-¿Y bien?
-Está bueno. Muy bueno.
-Te dije que era un maestro.
-Bueno, tampoco eres Arguiñano...
-¿Quién es Arguiñano?
-Déjalo y sírvete tú.
Mientras comíamos, Harry no paraba de mirarme.
Dejé el tenedor en el plato y me tapé la cara con las manos.
-No puedo comer si me sigues mirando así.
Rió.
-¿Te da vergüenza? Vamos, si te he visto hacer cosas más vergonzosas que comer...
-¿Qué? ¿Cómo qué?
-Oh, nada...
-¡Vamos, dilo!
-Es que si te digo que cuando entré en el baño y te estabas duchando te miré, me matarías.
-¿Qué hiciste qué? ¡Harry, por favor! ¡Qué vergüenza!
Rió al verme enrojecer.
-Es broma.
-Claro y voy yo ahora y me lo creo, no te digo.
-No me creas si no quieres.
-Por supuesto que no voy a creerte.
Todo el rato quería sonar seria, pero era incapaz.
Se me escapaba alguna estúpida sonrisilla o mi voz no encontraba el tono de seriedad que mi mente quería darle al comentario.
Sí, era cierto.
Harry me había dicho cosas espantosas.
Pero a mí no me importaba.
Habían calculado bien la cantidad de comida que hacían, puesto que nos lo comimos todo.
-Mandé a Liam a comprarlo todo, ¿sabes?
-¡Pobre Liam!
-Bueno, no fue solo. Louis y Marta fueron con él.
-Vaya tres que fueron a comprar...
Nos reímos.
Me limpié la boca con la servilleta y apoyé de nuevo la espalda en el respaldo de la silla, cruzando los brazos sobre el pecho.
-Bueno, ya he cenado contigo. Ahora quiero oír lo que tienes que decirme.
-Técnicamente no hemos acabado de cenar. Queda el postre.
-Primero tus palabras.
-¿Y si acabamos peleando otra vez, te enfadas y te vas sin tomar el postre?
-¿Qué hay de postre?
-Ah, tendrás que escucharme y quedarte para averiguarlo...
-Harry, hoy estás muy misterioso, ¿sabes?
Rió, pero se seneró pronto.
-No. Es que quiero tenerte de vuelta lo antes posible.
-Bueno, eso depende de tus palabras.
Suspiró.
-Vale. Mira... Sé que mis palabras no estuvieron para nada acertadas. Te dije cosas que no pensaba en verdad, en realidad te dije lo primero que se me pasó por la cabeza. Lo que dije no lo creo de verdad. Luego cuando me paré a pensar en lo que te dije no paraba de decirme que era un cabronazo, que aún queriéndote te había hecho daño... Cuando me prometí a mí mismo que jamás te lo haría.
Apoyé los brazos en la mesa.
-La culpa fue mía. Yo empecé a decirte todas esas cosas horribles que, como tú, no creía en verdad. Pero para mí, verte con ella, me... Me impactó. Me destrozó por completo. Así que mi destrozada mente me hizo pensar y decir disparates, cosas imposibles, solo para intentar protegerme del dolor que sentía...
-Te lo quería haber explicado, pero no quisiste escucharme.
-Lo sé, lo sé. Pero, ¿qué hubieras hecho tú en mi lugar?
-¿Qué qué haría si abriera la puerta y me encontrara con que Lindsey te está besando? Pues no sé, Cris, no soy de esos tíos a los que les pone ver chicas enrollándose, pero...
-¡Harry!-dije, riendo.-Me refería a si me vieras tú con otro. Con el surfista desesperado, por ejemplo.
-No me haría ninguna gracia. No me la hizo cuando le vi cerca de ti, pero por no pelearme de nuevo como con Jey y como estábamos peleados, pues...
-¿Y si yo intentara explicarte por qué estábamos él y yo en esa situación? ¿Me escucharías?
-No... Creo que estaría demasiado dolido como para escucharte.
Asentí.
-¡Exacto! Ahora me entiendes.
Suspiró.
-Sí. Ahora lo hago. ¿Qué hiciste después de salir corriendo?
-Lloré.
-¿Cuánto?
-Demasiado.
-No se te veía muy afectada al día siguiente...
-Me maquillé para que no me vieras las ojeras, ya que apenas dormí. Y si no se me vio "afectada" fue porque precisamente no quise pasar por lo mismo que pasé cuando Louis. Cuando lo de él, muchas personas tuvieron que ayudarme, que cuidarme... Y yo no quería eso otra vez.
-Pensé que yo no te importaba tanto como yo creía.
Eso me enfadó un poco.
-¡Oh, sí, vamos Harry! No he tenido más que ojos para ti desde que... Bueno, desde hace tiempo y hace días que cuando caminas voy detrás como un estúpido perrito faldero. Todo lo que dices me parece bien siempre y cuando tú lo estés y me muero de impaciencia por verte cada vez que no estás. No duermo si tú no lo haces, como tampoco sonrío sin verte sonreír primero a ti. ¿A ti te parece que eso es que me importas poco, eh? Vamos por favor...
Y me crucé de brazos, mirando hacia la tele, que estaba apagada. El caso era no mirarle a él a la cara.
Me dio algo de cosa haberle dicho eso, porque no se lo había dicho a nadie más. Ni siquiera a mí misma. No había comprobado que eso que yo decía era cierto hasta que se lo dije.
-Y gracias por esa confianza depositada en mí, de verdad. Creo que ya deberías conocerme a estas alturas y deberías saber que yo no olvido así como así. Que necesito tiempo, mucho tiempo. Mis heridas tardan en sanar, así como no las tuyas.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Allison. La chica de antes de Allison. Todas tus novias, líos o como quieras llamarlos, Lindsey, las chicas que tienes en tu agenda del teléfono... Tienes una habilidad para olvidarlas impresionante.
-No de todas me olvido.
-Pero no a todas recuerdas.
Eso le había molestado algo a él, pero era lo que pensaba.
No quería que me olvidara tan rápido como a ellas. De hecho, no quería que me olvidara.
-Te digo esto porque no quiero que me pase como a ellas. No quiero que me olvides tan fácilmente.
-Aunque quisiera, no podría.
Generamos entonces una tensión palpable aunque silenciosa.
-Hay demasiado tensión en el aire.-dijo.
-Lo sé. Quizá debamos besarnos para aliviar esa tensión.
-Quizá...
Nos miramos y actuamos compenetradamente.
Echamos hacia atrás nuestras sillas a la vez y corrimos a encontrarnos.
Di un salto y le aferré de la cintura con las piernas mientras que pasaba mis brazos por su cuello y mis labios volaban buscando los suyos.
De la potencia de mi salto, le eché hacia atrás, chocó contra el sillón y caímos encima.
Fue entonces cuando, después de unos días separados, nuestros labios se encontraron de nuevo.
Sentí de nuevo entonces que mi vida cobraba sentido, que él de nuevo estaba conmigo. Como me prometió.
Mis manos le acariciaban la cara y sus manos corrían por mi espalda con delicadeza, como si fuera frágil, como si pudiera romperme.
Nuestras lenguas empezaron entonces una extraña danza que trajo consigo una ráfaga de las ya desaparecidas hace días descargas, que se extendían cuál ondas desde mi tripa hasta todos los lugares de mi cuerpo, por pequeños y remotos que estos fueran.
Me separé para recuperar el aliento y quedé sentada sobre él.
-¿Qué? ¿Reconciliados?-dijo, sonriendo.
-Del todo.
Me cogió, con ambas manos, una a cada lado, del cuello de la camisa y tiró de mí, de nuevo, con delicadeza, hacia abajo, hacia sus labios.
Estos se encontraron otra vez.
Intenté incorporarme de nuevo, pero él me mantenía sujeta por el cuello de la camisa, para que no pudiera escapar. Aunque no lo vi, sentí que sonreía.
Le di un pequeño mordisquito en su labio inferior y, cuando me soltó para meter las manos en mi pelo, me incorporé, escapándome.
-El postre, Harry, que me lo habías prometido.
-Este es el postre. Calla y bésame otra vez.
-¿Qué? ¿Te estás quedando conmigo?
Rió.
-Sí, me estoy quedando contigo. El postre ahora, pero sigamos con esto, por favor.
Sonreí.
-Valeeeeee. Pero que conste que lo hago porque quiero el postre.
-Claro, claro, descuida.
Y, agarrándome de nuevo del cuello de la camisa y tirando de mí, hizo que nos besáramos otra vez.
Un par de besos después, me dejó en libertad.
Recogimos la mesa mientras que me contaba que le había costado un mundo mantener las velas encendidas, dado que cuando las encendía y se daba la vuelta, Zayn y Louis soplaban y las apagaban.
-¿Y dónde están, a todo esto?
-Oh, pues creo que dijeron que se iban a cenar todos juntos.
-¿Y cuándo vendrán?
-No vendrán.
-¿Qué? ¿Nunca jamás? ¿Vas a vivir solo a partir de ahora?
Rió.
-Vienen por la mañana.
-¿Y dónde duermen?
-En casa de Marta y Jey, creo que dijeron.
-¿Y por qué no vienen aquí?
-Porque...Porque ímaginate que llegan a venir y aún estamos cenando. Qué corte de rollo, ¿no crees?
-Sí, tienes razón.
Lo metimos todo en el lavavajillas.
-Y ahora, el postre.
Sacó del frigorífico una bandeja de fresas y me la tendió.
-Espérame en el jardín.
-A tus órdenes, mi capitán.
Me dio un rápido beso en los labios y me dirigí al jardín.
Observé que hacía una noche despejada (raro aquí en Londres) y que alguna que otra estrella se dejaba apreciar.
Me senté en mitad del césped y observé, ya que sin Harry me impacientaba, las fresas para descubrir que estas venían sin lo verde de arriba. Genial. Bego y él habían pensando en todo.
En unos minutos escasos vi a Harry sentarse a mi lado con una fuente de tamaño medio en las manos, la cuál dejó en el césped.
Me acerqué a ver qué era, con curiosidad.
¡Ah, chocolate caliente!
-¿Cómo sabías que...?
-Niall.
Reímos.
-Creo que Niall sabe demasiado sobre mí. Debería controlar lo que digo.
-Pues sí, un poco. Bueno-dijo, tendiéndome la bandeja de fresas-Tú primero.
-Qué detalle.
Cogí una fresa aletoria, la bañé en el chocolate caliente y me la llevé a la boca.
-Mmm. Riquísima.
-Como tú, ahora me toca a mí.
Llevábamos unas cuantas cuando cogió la bandeja y la apartó de mí.
-¡Eh! ¡Dame!
-No sin antes un beso.
-¡No! ¡Dame!
-¿Quién las pagó? ¡Son mías!
-¡Las pagó Liam, mentiroso y ahora dame!
-Oh, es cierto...
Fue a devolverme la bandeja, la agarré, él la soltó, me agarró de las muñecas, me atrajo hacia él y me besó.
Me aparté, haciéndome la molesta.
-No tienes que quitarme las fresas para que te bese.
-Pero a mí me gusta jugar contigo. Es divertido.
-Hasta que un día te arañe y ya no reirás tanto.
-Me olvidaba de que hablaba con un gatita.
Bufé, divertida.
Cuando fue a echar mano a la bandeja, yo la retiré con rapidez.
-¡Ah, no! Ahora me besas.
-¿Ahora quién está jugando con quién?-dijo, sonriendo.
-Las fresas juegan contigo.
-Sí, las fresas.-dijo, pasándome un brazo por los hombros y atrayéndome hacia él, hasta que recibí mi beso.
Dejé de nuevo la bandeja en el césped y seguimos comiendo.
Se puso una en la boca y me miró.
-¿Qué?
Hizo un gesto que me dejó muy claro lo que quería.
-No te voy a besar para quedarme con la mitad de la fresa. No jugaré a la Dama y el Vagabundo contigo.
Pero él insistió.
Puse los ojos en blanco y me acerqué a él.
Le besé, mordí y me quedé con la mitad de la fresa.
Repetí su jugada y le hice hacer lo mismo. Aquí yo también sabía jugar.
Nos comimos tanto el chocolate como las fresas y nos quedamos tumbados, mirando el cielo, en silencio, el uno tumbado al lado del otro.
-¿Desde cuándo me empezaste a querer?-preguntó de pronto.
Aparté los ojos de las estrellas y ladeé la cabeza para mirarle.
-Bueno... Recuerdo que el primer día que nos vimos, cuando te ofreciste para acompañarme a ver la ciudad... Estuve a punto de decirte que sí. Al principio me tocabas un poco las narices, así que supongo... Que fue esa noche, cuando me emborraché, cuando empecé a sentir algo por ti.
-Yo sigo empeñado en que ese día fue nuestro primer beso, por mucho que digas que no.
Le miré frunciendo el ceño y haciendo con la boca una mueca extraña que le hizo reír.
-¿Y tú a mi?
-Bueno... Al principio eras para mí un reto. Quiero decir, a todas las chicas que me he acercado siempre que les he dicho algo han dicho que sí y tú me dijiste que no e incluso me dibujaste un dibujo horrible en la carta...
Reí, recordándolo.
(Si no recuerdan, vayan al capítulo 2)
-...Carta que aún conservo. Y luego no sé, me repelías, no querías estar cerca de mí y apenas me prestabas atención. Empezaste a interesarte un poco por mí y comenzaste a salir con Louis.
-¿Tú lo sabías?
-Algo sabía, sí.
Suspiré.
-Pero no durásteis mucho y, después de esa noche, de ese "beso"-rió al ver mi cara-Todo cambió. Empecé a tomármelo un poco más en serio, pensando que a lo mejor habías cambiado de parecer, pero no. Seguías igual y empezaste a salir con Niall.
-¿Cómo te sentiste entonces?-dije, apoyando la cabeza en su hombro y mirándole con curiosidad.
-¿Cómo crees tú? Fatal. Había fracasado por segunda vez. Nunca en la vida me había pasado algo así. Cuando Niall me dio la noticia se le vio tan emocionado... Pero a la vez se entristeció por mí. Niall es un gran chico y un gran amigo.
-Lo sé.
-Así que llamé a Allison, pero eso ya lo sabes. Necesitaba distracción, dejaros a los dos tranquilos, olvidar. Pero era díficil, porque no dejábais de besaros, abrazaros y daros mimitos...
Harry lo había pasado mal por mi relación con Niall. El corazón se me encogió en el pecho. Yo le había visto con otra no haciendo nada y le había montando un pollo y él, que me había visto con su amigo, no había dicho nada y se lo había tragado todo.
-Oh, Harry, lo siento. Siento haberte hecho daño.
Él me miró.
-Pero eso ya no tiene importancia. Eso quedó atrás. Ahora, según Wikipedia "actualmente mantienes una relación sentimental con Harry Styles" y eso es lo que me importa.
Reí.
-Si vuestras directioners, como me dijo Liam que se llamaban vuestras fans, supieran que he estado con tres de sus ídolos, bueno... Supongo que no me dirían nada bueno.
-No te lo dicen, para ser honestos.
-¿Has leído comentarios malos sobre mí?
-Oh, muchísimos. Twitter está lleno de ellos.
-La gente se cree que enviándome su odio hará algo. Ja.
-Así se habla, pequeña e inocente Cristina Vila.
-¡Eh!-dije, levantando la cabeza de su hombro-No uses mi apellido. Ya sabes que no me gusta. Ni que me llames por ni nombre completo.
Se rió, divertido.
Solo molestándome era feliz, por mucho que dijera que no.
-Si no te gusta, puedo cambiártelo.
-¿Ah, si? ¿Por cuál?
-Por Styles. Cris Styles. ¿No te gusta? Suena bien.
-Soy aún muy joven para casarme, Harry.
-¿Quién ha dicho nada de casarnos? Yo decía de intercambiarnos los apellidos. Harry Vila. Suena extraño pero me acabaría acostumbrando. ¿En qué estabas pensando?
Reí.
-Una vida contigo tiene que hacerse muy larga.
-¿Y eso es malo?
-No, eso es perfecto. Contigo sería siempre joven.
(Forever Young. De aquí, el título de la novela LLN)
-¿Por qué?-dijo, mirándome.
-Porque así es como me haces sentir. Y sé que este sentimiento no cambiará nunca. Por lo tanto, eternamente joven a tu lado.
Sonrió y sus ojos miraron mis labios.
Alcé la cabeza y le besé.
-¿Recuerdas cuándo bailamos bajo la lluvia?
Reí al sentir sus labios tan próximos a mi oreja.
-Fue una locura, pero tuvo su encanto. Podría calificarlo como mágico, incluso.
-¿Volvemos a hacerlo?
-Pero hoy no llueve, Harreh.
-Ah, pero tengo un as en la manga. Espérame aquí.
Se levantó y me dejó tirada en el suelo, cogió la bandeja y la fuente vacías y entró en casa.
Minutos después, los aspensores comenzaban a funcionar.
Harry apareció corriendo y me tendió ambas manos para ayudarme a levantarme.
Se las di y me levantó.
Los aspensores nos estaban mojando.
-¡Esto es una locura!-le dije.
-¡Lo sé! Pero yo estoy loco por ti.
Me pasó un brazo por la cintura y el otro agarró una de mis manos. Yo le pasé un brazo por la espalda y agarré la mano que cogía la mía.
Y comenzamos a bailar, girando al ritmo de una música inexistente, quizá el sonido de los aspensores y riendo como dos tontos.
Primero giramos despacio, lentamente, pero a medida que pasaba el tiempo aumentábamos un poco la velocidad de los giros. Me cansé de bailar así, así que de un saltó me subí a su cintura, agarrándome con las piernas y los brazos y le besé mientras los aspensores a nuestro alrededor seguían con su música y sus ganas de empaparnos enteros.
Al menos el pelo no estaba empapado, solo las puntas y algo mi ropa.
Cuando nos cansamos de girar, reírnos y besarnos (al menos, de esa manera), detuvo los aspensores y entramos en casa.
-Un momento-dijo, desapareciendo escaleras arriba.
Me quité las botas, mojadas y los calcetines y los dejé por ahí.
Al momento apareció con un par de toallas.
-Toma-dijo, tendiéndome una grande-Que sé que eres una friolera.
-Aw, gracias.
Y me enrollé la toalla alrededor del cuerpo mientras él me cubría la cabeza con una toalla más pequeña y me secaba, con cuidado, el pelo.
Tanta delicadeza y tanta atención me abrumaron.
-Tú también estás mojado-dije, observando que la camisa se le pegaba al cuerpo y los vaqueros.
-Ah, pero yo no soy como tú. No tengo frío siempre.
Sonreí.
-¿Quieres que te deje una camiseta mía? Así no estarás mojada...
-¿Cómo cuándo en la piscina de Bego? Sí, me encantaría.
Apagó la luz del salón y, tendiéndome una mano, me guió escaleras arriba a su habitación.
Encendió la luz y yo me encaminé hacia su armario, lo abrí y me quedé examinando la cantidad de camisetas, camisas y pantalones que tenía.
Entonces, apagó la luz y sentí sus brazos rodearme la cintura, mientras que sus labios rozaban mi oreja.
-Te quiero, gatita.
Esa confesión me hizo estremecerme y me di la vuelta, le puse las manos en el pecho y, gracias a la luz que entraba por la ventana, pude mirarle para decirle.
-Te amo, Harry.
Nuestros labios se buscaron entonces y, como siempre, se encontraron, aunque esta vez con una fuerza y una pasión no descubierta hasta entonces.
Le pasé los brazos por el cuello y, al no sujetar la toalla, esta cayó al suelo.
Me subí entonces a la cintura de Harry de un salto, agarrándome con las piernas y él se dejó caer en la cama, aunque quedó sentado.
Una descarga me recorrió la espina dorsal cuando sentí que Harry me bajaba la camisa, suavemente, por mis brazos y después la tiraba al aire.
Mientras él había hecho eso yo no había perdido el tiempo y le había desabrochado todos los botones de la camisa. Camisa que, por cierto, adoraba con todo mi alma. Niall también sabía eso. Quizá se lo hubiera dicho, también.
¡Oh! ¿En qué estaba pensando?
Harry me sacó de mis pensamientos metiéndome las manos por debajo de la camiseta. Sentí sus manos calientes recorrer mi fría espalda.
En ese preciso instante, caí en por qué ninguno de los chicos iba a volver hasta por la mañana.
"Porque imagínate que estamos cenando y vienen ellos. Qué corte de rollo, ¿no crees?"
Oh, sí, corte de rollo, pero de otra cosa.
Metí las manos en su pelo, mientras él se deshacía de sus zapatillas. Pasé entonces a subir y bajar mis manos por su pecho. Una vez que se hubo desecho de ellas, le quité la camisa y la dejé caer al suelo.
-Ups. Eso ha sido un accidente. Lo que va a pasar ahora es a propósito.
Harry rió y, cogiéndome con ambas manos de la cara, me besó.
Ambos sabíamos lo que queríamos, pero antes tenía que decírselo.
-Harry...-dije, separándome un poco y mirando hacia abajo.
Me daba bastante vergüenza decírselo.
-Quiero decirte algo.
-Adelante.
-Yo...Esto... Quiero decir que... Oh, joder... Esta es mi primera vez.
Y le miré.
Vi sorpresa en sus ojos.
-¡Oh! No... No lo sabía. Yo pensé que...
Sonreí.
-¿Qué pensaste?
-Que Niall y tú, ya...
-¿Qué?
Y reí.
-Es que eso es lo único que no le pregunté. Y os veía tan unidos, tan mimosos, tan... Que pensé que ya...
-Pues ya ves que te equivocaste.
-Y claro, estaba haciendo esto pensando que ya tú... Así que si quieres podemos dejarlo para otra ocasión, otro momento, cuando estés más preparada. Yo esperaré lo que haga falta y...
-Ay, Harry, si es que encima de guapo eres tonto. No te atreverás a dejarme así ahora, ¿no?
Y le besé.
Él me apartó un poco, lo suficiente como para que no pudiera alcanzar sus labios.
-Creo que deberías pensártelo y...
-Que no.
Y, poniéndole una mano en el pecho, le empujé hacia atrás, tumbándole sobre la cama.
Sentada sobre él como estaba, me agaché para besarle y bajé de su boca a su cuello, dejando en él algún que otro pequeño mordisquito, continué bajando, besando cada uno de sus cuatro pezones, continué mi pequeña excursión por su pecho, bajando hasta su ombligo, donde me detuve.
Él se incorporó y me agarró de nuevo de la cara para besarme, después, con un brazo, me atrajo hacia él y giramos. Después, suavemente me tumbé en la cama.
Respiraba agitada, ya que estaba algo nerviosa y tener a Harry encima de mí, perdido en mi cuello, dándome pequeños besitos en él, no ayudaba en absoluto a calmarme.
Empezó a levantarme la camiseta y levanté los brazos, sonriendo, para que pudiera sacarla más fácilmente. De nuevo, como hizo con mi camisa, la tiró por el aire.
Volvió a tumbarse sobre mí, siempre con cuidado de no apoyar todo su peso y evitar así hacerme daño. Sentí su piel contra la mía, esta vez caliente, no como en la piscina.
Era un calor muy agradable, que me hacía tener ganas de más, ganas de que aumentara, de que nuestra piel estuviera aún más en contacto.
Él aún llevaba los vaqueros.
Bajé mi mano hacia el botón, para remediar eso, pero con una sola mano no era capaz, así que saqué la mano que tenía en su pelo para que ayudara a la otra, pero fracasé miserablemente.
Él rió mientras me besaba y me hizo reír a mí.
Se lo desabrochó él mismo.
-Cosas del directo.-dijo.
Me hizo reír y calló mi siguiente carcajada con un beso.
Los vaqueros cayeron al suelo, quedando él con sus boxers negros, y se perdieron en la oscuridad que por este había.
Le atrapé la cintura con la piernas.
Más piel contra piel, más calor.
Las manos de Harry, puestas ambas a cada lado de mi cintura, subieron por mis caderas, pasaron por mis costillas y se quedaron a ambos lados de mi cara, para volver a bajar y quedarse más o menos, a la altura donde estaba, en mi espalda, el broche del sujetador.
Comprendí que no podía desabrocharlo así que arqueé un poco la espalda para que pudiera meter las manos y quitar el broche.
Noté cuando este se soltó y sentí como los tirantes me bajaban despacio por los brazos. El sujetador voló por el aire y le oí caer, aunque no sabría decir dónde.
Solté mi agarre de las piernas y le pasé los brazos por el cuello, atrayéndole hacia mí todo lo posible, buscando esa piel contra piel, ese calor, su calor, buscándole a él.
Mis manos se perdieron subiendo y bajando su espalda, tanteando cada uno de los músculos de esta. Sus labios, perdidos también, aunque en diferente sitio, dejaban besos en mi cuello y podía oír miles de "te quiero" acompañando a cada beso.
Verdedaramente estaba disfrutando de este momento. Siempre me había preguntando cómo sería mi primera vez, dónde, cúando, con quién... Y Harry estaba haciendo que fuera totalmente íncreible superando cualquier expectativa que yo pudiera haber creado.
Sus manos pasaron de mi pecho a subir y bajar mis piernas. Allí donde ponía la mano provocaba una oleada de ese calor del que hablé antes, que no quemaba, sino que te hacía adicta, querías más y más de ese calor que no era otro que el tacto de Harry.
Al subir, sus manos siempre se detenían en mi cadera, rozaban la tela de mi ropa interior, la única prenda que me quedaba y bajaban de nuevo o seguían subiendo.
En una de esas veces, mientras rozaba con una mano la tela, le cogí la mano, hice que cogiera la tela y, guiándole usando mi mano, empezó a bajarla lentamente, cogiendo yo su otra mano y haciéndole hacer lo mismo con el otro lado.
Parecía que, si no tomaba yo la iniciativa, él no lo haría nunca.
Mis bragas fueron a hacer compañía, en la oscuridad del suelo, a la demás ropa que había caído en combate.
Le rodeé el cuello con los brazos y le miré a los ojos, acariciándole la nuca.
Sonreí, al ver lo íncreiblemente guapo que era.
Abrió la boca para formularme una pregunta, pregunta que sería "¿Estás segura?", pregunta que no pudo formular ya que le callé besándole. Bajé una mano hasta su boxer y empecé a tirar de él hacia abajo, dándole a entender qué era lo que quería que pasara a continuación.
Sus boxers desaparecieron en la oscuridad del suelo de la habitación.
Separé mis labios de los suyos, aunque se seguían rozando.
-Te quiero-dije, de manera que, al pronunciarlo, nuestros labios se rozaron.
Él sonrió.
-Yo te quiero más.
-Es imposible quererme más de lo que yo te quiero a ti.
-Oh, sí es posible. Aquí tienes la prueba viviente de ello.
Reí, le besé y me acerqué a su oreja.
-Hazlo.-le susurré.
Él obedeció, y lo hizo.
De pronto, sentí calor, mucho calor.
Me abrasaba por dentro. Parecía que tenía lava corriendo por mis venas en lugar de sangre.
Y entonces supe que él estaba dentro de mí.
¿Dolor? ¿Qué? En absoluto.
Calor. Calor y el cuerpo de Harry contra el mío era lo único que sentía.
Me había hecho ideas muy equivocadas sobre como iba esto.
Nuestros cuerpos se movían a la vez, siguiendo un extraño baile sin música.
Besos, caricias, te quieros... Nada faltaba.
Y ese calor, calor al que tanto amaba, que no era otro que Harry, estaba presente en todo momento, aumentando mi adicción, venciendo el frío de mi cuerpo.
-¿Me quieres?-me susurró al oído, provocándome una descarga, cuyo calor se unió al que ya sentía.
-No. Te amo.
Y entonces el fuego, el calor, se apoderó totalmente de mí. Estaba en llamas y él también, porque podía sentirlo.
Dejándome aún con calor, la temperatura fue descendiendo, así como nuestros movimientos, no así los besos, las caricias, los te quieros, hasta que finalmente solo quedó eso, un calor, sombra del verdadero fuego que había sentido unos momentos antes y los te quieros de Harry al oído.
Se tumbó a mi lado y yo le abracé por el pecho, mirándole.
Cuando él bajó sus ojos para encontrarse con los míos, vi en ellos una infinita ternura como nunca antes había visto en los ojos de otro.
-¿Me quieres?-le pregunté.
-No.
-¿No?
-Te amo.
Sonreí y le besé, sentándome encima de él para empezar a jugar con el fuego, a nuestra manera, otra vez.
¡Hola, soy yo, Cris, la pesada de turno otra vez! Quería decir un par de cosas:
1. Que siento mucho no haber subido capítulo estos días, pero es que esta última parte me la iba a escribir una chica, ya que yo no me veía capaz de escribir tales..."Guarrerías". Pero finalmente, me he armado de valor y he decidido escribirlo yo misma. ¿Qué opináis sobre ello?
2.Creo, personalmente, que este es el mejor capítulo que he escrito en mis 17 años de vida.
3. Gracias a @MrsNarry y a @BELENCIITA30 por el apoyo que me dieron esta mañana en Twitter. Gracias, de verdad. En serio. Me ayudó mucho.
4. Cómo no, dar también las gracias a Bego (Iwant One Direction) y a Marta (Marta Justin meponesbajateelboxer) por el apoyo que me dan SIEMPRE. Sin ellas, esta novela, este capítulo, yo misma no existiría y no tendría ningún sentido. Este capítulo tan especial para mí, que tanto esfuerzo me ha costado escribir, se lo dedico especialmente a ellas dos.
5. Y por último, y no menos importante, pero alguien tenía que ocupar el 5, vosotras, las lectoras. Que leáis es lo que hace posible que esta novela continúe y esta novela es mi vida. Así que gracias por dejarme continuar mi vida día a día. Gracias a todas vosotras.
Ojalá pudiera daros un abrazo a todas y agradeceros personalmente todo, pero, por desgracia, no puedo, el día que pueda, lo haré.
Gracias.
@Cris_Jbieber