viernes, 30 de noviembre de 2012

Capítulo 38

Antes de nada deciros que estéis pendientes de http://iwanttomarrythenight.blogspot.com.es/ porque en breve subiré el capítulo 2 y recordar que As long as Niall Horan loves (http://aslongasniallhoranlovesme.blogspot.com.es/) me tiene ya 11 capítulos, por si alguien no se ha pasado por ella y que, también en breve, subiré el 12, ya que tanto lo deseáis.
Y bueno, decir también que me pedísteis un nombre para las lectoras, porque llamaros "lectoras" es muy común y poco original, además de normal y como aquí, en Forever Young, somos de todo menos normales, he pensando en "Youngers". ¿Qué os parece? Espero vuestra opinión, al igual que la opinión sobre el capítulo. Importante leer el comentario de abajo del capítulo.



Abrió la puerta, pero la cerré suavemente.
-Espera.-dije.
-¿Qué ocurre?
-Aunque hayas hablado con Zayn... ¿No será algo brusco bajar así como así y...? No sé.
-Todo estará bien.
Asentí con la cabeza mientras salíamos.
Me quedé en las escaleras parada, mientras él bajaba, hablando solo.
Se dio cuenta de que me quedé arriba cuando bajó y vio que no respondía.
-¿Pero qué haces ahí? Baja.
-No, estoy cansada, bájame tú.
Riendo y negando con la cabeza, subió a por mí y me cogió en brazos.
Le pasé los brazos por el cuello y escondí la cabeza en este, haciéndole cosquillas con mi respiración.
Entramos así en la cocina y la gente se calló.
Que hablaban de nosotros era algo que ya habíamos asimilado, por lo que lo dejamos correr.
Niall se levantó del taburete y se sentó en la encimera para que Harry pudiera sentarse, conmigo encima.
Saqué la cabeza de donde la tenía escondida y miré a mis amigos, deteniendo mi mirada en Zayn, el cuál me la sostuvo.
Quería decirle algo, pero no sabía el qué. Y mucho menos cómo.
Louis nos puso el desayuno en la mesa y comimos mientras él bailaba flamenco con Liam, Marta y Bego daban las palmas, Zayn pasaba del tema y Niall se preguntaba por qué éramos tan peculiares.
Harry me apartó el pelo, poniéndomelo a un lado y me daba pequeños mordiscos en la nuca, por lo que a la cuarta o quinta vez que le avisé de que eso me hacía cosquillas y él lo ignoró, le pegué, paró por un par de minutos y siguió.
Cabezota, el chico, era un rato.
Aprovechando que Zayn y Niall se habían cansado de ver el flamenqueo de Liam y Louis y que se iban de la cocina, les seguí y atrapé a Zayn.
-¿Podemos hablar?-pregunté.
Él asintió y subimos a su cuarto.
-Tú dirás.
Tomé aire.
-Siento mucho si te he... Si te has sentido mal con algo que he hecho. Yo... Ayer, cuando... No hice bien y...
Me detuvo con un movimiento de la mano.
-Cris, hablemos claro. No vamos a engañarnos. Tú le quieres y le querías y no había forma humana de cambiar eso. Y yo lo sabía desde el principio. Él ya habló conmigo y decidí que tenía razón y que así es como las cosas deben estar.
-¿No estás enfadado conmigo?
-No, en absoluto. ¿Debería?
Negué con la cabeza.
-¡No, claro que no!
Le abracé, riéndome.
Antes de salir de la habitación, me giré para decirle una última cosa.
-Quiero que sepas que no todo lo que has dicho es cierto. Yo te quería y te quiero y, si Harry no hubiera hecho nada, yo hubiera seguido contigo hasta el final.
-A ver si me voy a arrepentir ahora...
Reímos los dos y salí al pasillo.
Vi las escaleras y me desmoralicé mentalmente.
Dos o tres minutos después...
Zayn salió de su habitación y me vio tirada en el suelo, junto a las escaleras.
-Pero, ¿qué haces ahí? ¿Nos habías bajado ya?
-Es que las escaleras me dan pereza. Ve y dile a Harry que me baje.
-Voy.
Bajó y se perdió en la infinidad del mundo de la planta baja.
-¡Qué Harry dice que si quieras bajar, que bajes rodando!
-¡Cuánto amor me tiene, madre mía! ¡Cuánto amor me tiene!
-Es lo que hay. Conmigo eso no te hubiera pasado.
-¡Niall!
-¿Qué? Digo la verdad...
-Al cuerno, ya bajo yo.
Bajé y me tiré en el sillón, sobre Niall.
Harry hizo acto de presencia.
-Ah, con que ahí estás. Al final bajaste, ¿eh?
-No sería con tu ayuda, majo.
-Bueno...-dijo Liam, pasando por allí-Otra vez peleando... Ya se echaba esto de menos.
(...)
Entré en casa, pensando qué decirle a mis padres.
"Papá, mamá. Me voy a no sé dónde no sé cuántos días con aquel chico que me rompió el corazón y que hizo que estuviera a punto de morir de la agonía. Sí, con ese mismo. Es que estamos juntos de nuevo".
Harry no quería decirme adónde íbamos, ni tampoco cuánto duraría nuestra ausencia. Había intentando hacer que hablara por todos los medios que sabía, sin usar la violencia tampoco, pero él se lo callaba.
Nos íbamos esa misma tarde noche.
"-¡Ya pudiste haberme avisado con algo más de antelación!
-Menos quejarse y más hacer maleta.
Refunfuñé, aunque dejé que una sonrisa asomara en mis labios.
-Y, dime, ¿cómo sabías que te acabaría perdonando para organizar esto?
-Pues no lo sabía. De hecho, ya te dije que no lo creía posible, pero... Si no, pues se hubieran ido Louis y Bego. O Marta y Liam.
-O Niall y la nevera.
-Uh, sí. Es cierto."
No había nadie en casa, por lo que subí directamente a mi cuarto y saqué la maleta, a la que últimamente la había estado dando mucho uso cuando jamás la había usado en la vida, de debajo de la cama, la puse sobre esta, la abrí y, abriendo el armario, me dispuse a llenarla.
Reparé entonces en que no había huecos en las paredes. Las fotos de Harry habían vuelto a sus lugares correspondientes.
"-Cuando fui a hablar con tus padres, casi no salgo con vida.
-¿Qué hiciste qué?
-Hablé con ellos. Quería que supieran lo que pretendía y lo que haría si me salía bien. Al entrar, tu madre quiso echárseme encima. ¡Si no llega a ser por tu padre...! Temí por mí.
-¿Tuviste más miedo que con mi abuela?
-No tanto, aunque tu madre llegó a tirarme la plancha.
-¿Cómo se atrevió?
-Estaba enfadada y tenía la plancha a mano...
-Ya veo.
-Después de mucho hablar con ellos y convencerlos, subí a tu cuarto y vi tus fotos y que yo faltaba en ellas. El cajón de la mesilla estaba entreabierto y...
-No me digas. Las encontraste.
-Así es. Y las pegué de nuevo."
Sonreí, imagiándole con las fotos en la mano, decidiendo en qué hueco colocaría cada una.
Metiendo ropa aleatoria en la maleta (recordemos que no sabía dónde iba. ¿Haría calor? ¿Frío?) di con un jersey que pronto reconocí y que no había estrenado aún. Me lo había comprado hace tiempo pensando en Harry, pues tenía unas letras que decían "I like cats". Lo eché también en la maleta, aunque lo saqué para ponérmelo tras darme una ducha cuando acabara de hacerla.
Miré el reloj.
Tenía que darme prisa si quería estar con mis amigos un rato antes de irnos.
Me di una ducha rápida y vi, a la hora de coger el gel, el tan mítico gel de chocolate.
Le había prohibido a mi madre volver a comprarlo después de romper con Harry. Me recordaba demasiado a él. ¿Qué hacía un bote ahí? Quizá a mamá se le olvidó que estaba prohibido. Bah, qué más daba.
Igualmente lo acabé guardando en la maleta.
Me sequé el pelo con rapidez y, mientras me metía en los pantalones, me sonó el teléfono.
"Mucho tiempo sin ti".
"Harry, sólo ha pasado cerca de una hora desde que me fui".
"¡Mucho tiempo he dicho! Para lo que llevo esperándote, una hora es demasiado para mí".
"No seas tonto, vas a pasar conmigo las próximas emm... No sé, como no quieres decirme cuánto tiempo será, no puedo calcularlo..."
"Aunque te lo dijera, no sabrías calcularlo. No sabes matemáticas, ¿recuerdas?"
"¡Cuándo llegue, verás!"
"Miedo".
Reí mientras lanzaba el móvil sobre la cama y acababa de vestirme.
Adoraba la relación que Harry y yo teníamos ahora. La otra quizá fuera empalagosa, pero esta... No sé, me gustaba. Me gustaban estas peleas tontas que no nos llevaban a ninguna otra parte, mas que a los brazos del otro.
Cogí el móvil de nuevo.
"No tengas tanto miedo, si sabes que soy inofensiva, aparte de pacífica".
"Y mentirosa, también".
"Anda ya, ven aquí o envíame a alguien para que me ayude con la maleta."
"Enviaré a alguien aleatorio".
"Sorpréndeme".
Empecé a contar.
-Uno, dos, tres, cuatro, cinc...
Llamaron al timbre y bajé corriendo las escaleras, tan rápido, que no me dio tiempo a frenar y me choqué con la puerta.
La abrí.
-Con que alguien aleatorio, ya...
Abrió los brazos, esperando un abrazo que no tardaría en llegar.
-¿No te alegras de verme?
Sonreí y avancé para abrazarle.
-No sabes cuánto.
Reparó después en mi ropa y se rió bastante con lo de "I like cats".
-No va por ti, es sólo una forma de recordarme que me amo.
-Seguro.
Los dos bajamos la maleta por las escaleras.
-¿Se puede saber qué llevas? ¿Piedras?-dijo, haciendo ademán de abrirla.
-¿Y si las llevo, qué?-dije, agarrándole las manos-Son mías.
Me estaba poniendo de puntillas para besarle cuando la puerta de la calle se abrió y mis padres entraron por ella, seguidos por mi abuela.
-¡Pero si yo tenía unos padres!-dije, avanzando hacia ellos.
Harry no sabía qué hacer, puesto que no sabía si aún querían seguir matándolo o si, por el contrario, ya le habían perdonado.
-¡Y nosotros una hija!
-Y yo solía tener una nieta.
-Y la tienes, Abu. Y la tienes.
-Oh, pero mira a quién tenemos aquí...-dijo ella, agarrando con más fuerza el bolso y mirando a Harry.
-Abuela, no.-dije, molesta.
Agarré la maleta, le tomé a Harry de la mano y tiré de ambos hacia la puerta.
-Ya sabéis, me voy. No finjáis que me echaréis de menos porque todos sabemos que estáis deseando que me vaya, así que...
-¡Serás tonta! Por supuesto que te echaremos de menos.
Al final tanto papá, mamá y la abuela, todos a la vez, nos dieron a Harry y a mí un gran abrazo de oso, del que los dos pensamos que no saldríamos con vida. Después vino el típico discurso por parte de mi madre y mi abuela para Harry, diciéndole que me cuidara, que me vigilara que yo me pierdo muy fácilmente, que viera que hacía tres comidas al día al menos y que comiera, que no fuera ligera de ropa (esa fue la abuela)... Y el pobre se tragó el discurso en silencio, aceptándolo todo mientras yo pensaba lo que tenía que soportar por mí.
(...)
-Oh, vamos Louis, no llores...
-¡Lloraré si quiero, ¿vale?!
Me reí de él.
Estábamos en el aeropuerto.
Louis nos había traído a los dos y todos habían querido venir a despedirse.
Yo trataba de convencer en esos momentos a Louis de que no llorara (que en realidad no lloraba, pero ya le conocéis, todo lo que sea el dramatismo... Le puede. Recordemos que Louis es un gran actor con una gran carrera por delante) sobre el hombro de Bego.
-Yo no quiero que Harry se vaya...-decía contra el hombro de esta.
-Ah, claro, Harry y a mí qué me den, ¿verdad?
-Pues claro.
Niall intervino entonces.
-Ya sabes, te he metido los deberes en la maleta de Harry. Tienes que hacerlos todos los días porque cuando vengas veré si los has hecho y entonces, como vea que no, verás.
-Pero, ¿tú crees que voy a tener tiempo para hacer deberes de irlandés?
-Ya he hablado yo con Harry y me prometió que te dejaría en paz al menos unos quince minutos.
-¿Y yo qué deberes hago con quince minutos?
Antes de que Niall pudiera contestar, Marta y Bego se me tiraron encima, abrazándome.
-¿Y se puede saber qué vamos a hacer nosotras sin ti, eh?
-Pues sobrevivir. Veréis como vivís mejor sin mí.
-¡Por supuesto que no!
Oí que Zayn comentaba por ahí que se notaría nuestra falta.
-Sí, sobre todo porque sus peleas eran mejores que las telenovelas esas que ve Liam. No vamos a tener sobre qué cotillear si no están.
-Pues no había pensado en eso.
-Zayn, Niall, que os estoy oyendo...-dije mientras fingían asustarse.
-Será mejor que os vayáis ya-nos dijo Liam, después de darme una charla padre hija que nunca olvidaría-O quizá no lleguéis a tiempo.
Nos despedimos de todos dos veces y media cada uno y, cuando nos íbamos a ir, Nerea corrió y se abrazó a las piernas de Harry cual koala.
-¡No te vayas, Harry! ¡No te vayas!
Y se echó a llorar.
Debió de ser que Louis lo oyó y volvió a su papel dramático.
-¡No, no! ¡No dejes que se vaya, Bego! ¡No le dejes irse! ¡Qué vuelva! ¡Qué alguien le diga que vuelva! ¡Harry!
Yo me agaché y tiré de Nerea para soltarla, pero se había agarrado como si esa fuera la meta última de su vida y no había quien la quitara.
-¡Llevadme con vosotros! ¡Seré buena, lo juro! ¡Dormiré con vosotros y seré vuestra mascota! ¡O diremos que soy vuestra hija y que mi nombre es Darcy!
Al final conseguí arrancarla haciéndole cosquillas y, llevándola en brazos, pataleando con una furia inmensa, se la entregué a su hermana.
-Toma Bego, esto es tuyo.
-¡No, no! ¡HARRY NO! ¡NO TE VAYAS!
-Tranquila Nerea que te enviaremos una postal-dije, antes de despedirme de nuevo y echar a correr para llegar junto a Harry.
-Pero que sea bonita, eh-pude oír.
Finalmente les perdimos, dejándoles atrás.
-¡Al fin libre!-dije, pegando un salto e intentando hacer esa cosa tan maravillosa que veía en las películas de chocar los pies en medio del salto pero yo, pava de mí, no fui capaz y haciendo un ridículo espantoso.
Harry rió.
-Siento a veces lo que tienes que aguantar. De verdad. Te acabarás arrepintiendo de haberte querido ir conmigo a dónde sea que me lleves.
-No creo. Jamás me he arrepentido de nada que tuviera que ver contigo.
Enarqué una ceja.
-¿Seguro?
-Bueno, vale, exceptuando ese tema.
-El primer paso es reconocerlo.
-¿Y el segundo?
-Besarme.
-¿Y el tercero?
-Decirme adónde vamos.
-Creo que seguiré los dos primeros pasos.
-Eh, no-dije, poniéndole la mano en la cara para detenerle viéndole venir.-Los tres pasos son un pack indivisible. O tomas los tres o los dejas.
Me miró mal, como sólo él sabía, es decir, con esa mirada que quería decirme que intentaba odiarme, pero que no lo conseguía. Y que no llegaría a hacerlo nunca.
-No me has dejado ver los billetes, no me has dejado preguntar a los demás y no me lo quieres decir ahora ni quisiste. Para ser una persona que no soporta el secretismo, creo que he aguantado bastante.
-Está bien.-accedió.
Me dio la vuelta y me abrazó por detrás.
-¿Ves este panel de vuelos?
-Ajá.
-Adivina.
-Soy muy mala en eso.
-Inténtalo.
-Emm... Nueva York.
-No.
-Me rindo.
Rió cerca de mi oído.
-Prueba otra vez.
-Oh, vale. Mm, Venecia.
-No.
-China.
-Tampoco.
-Londres.
-Aquí ya estamos.
-España.
-No.
-Pues ya no hay más sitios. Me rindo oficialmente.
-¿Segura?
-¿Jamaica?
-No.
-Entonces ya sí que no hay-dije, mintiendo.
-Paris. Te llevo a Paris.
Me giré para mirarle.
-¿Y por qué elegiste Paris?-pregunté, con curiosidad.
-¿Acaso no es obvio?
Me eché a reír con todas mis fuerzas.
-¿No será porque es la ciudad del amor, verdad? A mí no me hace falta ninguna ciudad para quererte.
-Pillado.
-Creo que hay una serie de pasos que ibas a seguir hace unos momentos...
-Si esta vez no te opones, podré seguirlos.
Sonreí.
-No habrá oposición por mi parte.
Pero entonces dos chicas y un chico interrumpieron, preguntándole que si era Harry Styles. A mi me dieron ganas de decirles (ya que era la segunda vez en aquel día que nos interrumpían) que qué clase de personas eran si le veían y no sabían con certeza si era él, pero en vez de eso me fui a borrar el menú de un bar escrito con tiza, mientras Harry se echaba fotos con los susodichos de antes.
Harry vino a por mí en el mismo momento en el que el señor, seguramente dueño del bar o vete a saber qué, salía y veía lo que le había hecho con su cartel bonito de tiza, sustituyendo su menú por un "Cris quiere a Harry :D" y algún que otro corazoncito acompañado de un gatito muy mono, que dibujé con un trozo de tiza que me encontré en el suelo.
Tiré la tiza y salí huyendo, como persona valiente que era, y Harry me siguió, mientras los susodichos de antes sacaban fotos de la escena.
Nos detuvimos en la puerta de embarque y nos dio un ataque de risa que nos duró cerca de ocho minutos.
-¿Te ha gustado mi cartel?
-Demasiado. Yo me lo quería llevar...
-Si quieres vuelvo y te lo traigo, pero seguro que ya lo habrá borrado...
-No es justo.
-Sinvergüenza.
-¿Y has visto la cara que ha puesto cuándo lo ha visto?
-¡Sí! Pero porque le daba envidia de que no le hicieran carteles así.
Y otros ocho minutos riéndonos.
Mientras esperábamos para embarcar y Harry hacía no sé qué con el móvil, me puse a pensar y sin querer, sonreí.
-Mira, el vídeo de nuestra valiente huida ya está circulando por Twitter.-dijo, enseñándomelo.
-Somos unos cobardes.
-Yo corría porque tú lo hacías y me daba miedo quedarme solo.
Reí.
-¿Tú y yo, solos por Paris? Creo que suena muy prometedor. Jamás me he ido sola de viaje con nadie, ni con mis amigas, si exceptuamos, claro está, las Bahamas.
-Cuidaré de ti, ya lo verás.
-Sé que lo harás.
Una vez en el avión, me entró la risa porque a Harry le tocó sentarse al lado de un hombre ancho cual armario empotrado y con cara de no muy buenos amigos, el cuál tenía la ventana y yo me senté alegremente al lado del pasillo.
Había un niño con un matasuegras (qué leches haría un niño con un matasuegras en un avión en esta época del año) detrás nuestra y le gustaba soplar para extender el matasuegras y metérmelo entre el pelo.
Le pedí paciencia mentalmente a Dios, porque de sobra es sabido, por Harry, por Dios y por todos, que no soporto a los niños pequeños. Son algo superior a mis fuerzas, mientras que a Harry le encantaban e, incluso, le preguntó al niño que si no tenía otra matasuegra para él.
-Di que no, di que no, di que no...-dije, por lo bajo.
Al minuto, Harry estaba imitando al niño, con su matasuegras azul, metiéndomelo los dos por el pelo, para enredarlo más de lo que ya estaba.
Al despegar, pararon y pensé que el sufrimiento se habría acabado, pero todo fue una burda mentira organizada por el destino y continuaron los dos con la bromita del matasuegras.
-Harry, ¿por qué no se lo haces a él?-dije, señalándole con la cabeza al hombre armario empotrado que tenía a su lado.
-Porque es calvo.
-¿Tienes algo en contra de los calvos? ¿Por qué los marginas? ¿Sólo porque tú tienes pelo y ellos no?
El señor se durmió rápidamente y se apoyó en Harry, más concretamente en su hombro y yo le miré mal.
-Cris, ayuda.-me pidió Harry, desesperadamente, cuando vio que el hombre abría ligeramente la boca y quizá se viera bañado en babas.
-Ah, no, ahora te aguntas por lo del matasuegras.
-¿Matasuegras?-dijo el niño, metiéndome el matasuegras por el ojo.
Harry rió mucho con eso y más aún cuando le cogí el matasuegras al niño y se lo tiré al fondo del avión.
-Pues tengo más.-me dijo el niño, desafiante.
-Pues todos van a ir al mismo sitio como los coja.
El niño se metió cuatro matasuegras en la boca y sopló, haciendo gran ruido, pero el señor no se despertaba y Harry dijo que empezaba a notar algo húmedo el hombro.
Al final me decidí a ayudarlo y a quitarle el hombre de encima, pero más que nada porque me molestaba que el hombro tocara algo que era mío.
Al incorporarle, el señor se despertó, nos miró a Harry y a mí, se levantó y se fue.
El niño corrió y ocupó el asiento que había dejado libre.
Yo miré a lo que parecía su madre, para decirle que tenía un hijo muy pesado y estresante, que yo me iba con mi novio x días para alejarme del estrés y los pesados de nuestros amigos (con cariño, pero ellos saben que lo son) aparte de otras cosas y ahora tenía que aguantar a su hijo, pero se encontraba dormida, para desgracía mía y, para colmo, Harry y el niño hicieron buenas migas.
-Harry, no deberías llevarte bien con todo niño pequeño que vemos. No vamos a adoptar ninguno. Y mucho menos a este-dije, mirando al niño con todo el odio que podía profesar en una sola mirada.
-Me llamo Tom.-me dijo el niño.
-Pues hola Tom, este es mi novio y se llama Harry y tú, pequeño enano, me estás haciendo perder un tiempo precioso que podía usar en estar con él, ¿me entiendes? Así que ale, adiós.
Lo cogí en brazos y lo tiré sobre el asiento de atrás, el suyo.
Después me senté de nuevo y abracé a Harry, que reía.
Este viaje le estaba haciendo mucha gracia.
-Tienes celos de un niño pequeño.
-Tengo celos de todo lo que se acerque a ti. Te perdí una vez. No habrá una segunda.
Tom volvió al ataque y le bufé, se asustó y volvió a su asiento.
Asustado, no volvió.
El que sí volvió fue Armario Empotrado, pero al menos, ya no se durmió sobre Harry. Bueno, también es que lo llega a hacer de nuevo y, una de dos, o muere él, o muero yo (cosa más probable).
-Quiero hablar-dijo Harry.
-Te escucho.
-No, no. Quiero hablar contigo sobre... Quiero saber qué pasó exactamente en el Tour y lo que pasó después, a tu vuelta.
-¿Estás seguro de que quieres hablar de eso?
-Quiero saber qué te hice.
-Y te lo contaré. Todo, cuando estemos solos.
Metió la cabeza en mi pelo y me susurró un "Vale" al oído.
-¿Qué haces?-le pregunté.
-Hacía mucho que no olía este olor. Chocolate. En ti.
Reí y le abracé más fuerte.
No podía creerme, aunque sentía su cuerpo contra el mío, que de verdad le estuviera abrazando de nuevo, que él en verdad estuviera ahí, conmigo. Aún no lo asumía. Y, sobre todo, que me dirigía, junto a él, a Paris, solos.
Él, yo y el mundo.
Nada más.



Bueno, sé lo que diréis. El capítulo es corto y yo eso os lo reconozco, pero es por una buena causa. Si sigo haciendo los capítulos tan sumamente largos, nos quedaremos pronto sin novela, y no voy a permitir eso. Entonces, como ya he acabado los exámenes y, supuestamente, mi mala racha, los capítulos serán más cortos, pero subiré más a menudo. Capítulos más cortos, más intriga, más novela.
Hasta el 39, Youngers LLN
Cris Vila Jb (Tuenti)
@Cris_Jbieber





sábado, 17 de noviembre de 2012

Capítulo 37

[Deciros, antes de nada, que la nueva novela de 1D ya tiene introducción y capítulo 1. Aquí podéis encontrarlos http://iwanttomarrythenight.blogspot.com.es/ ]


-Debeís estar de broma, ¿no? Yo eso no me lo pongo.-dije.
-¿Cómo que no? ¡Tienes que ponértelo!
-Paso. ¿Por qué tengo que ir yo? Si tenéis ganas de fiesta, me parece bien, yo me quedaré aquí, durmiendo.
-¡Oh, Cris, vamos! ¿Cuándo hace que no sales de casa? Además, nos lo prometiste. Nosotros prometimos no regalarte nada y tú dijiste que entonces vendrías-dijo Marta.
Suspiré, mirando el disfraz que había sobre la cama.
-Oh, vale, está bien...
Era 31, Halloween.
El día anterior había sido mi cumpleaños y me lo había pasado casi entero en la cama con Harry. Enfermos los dos, a ver qué os habíais pensando.
La abuela había venido a verme, ya que yo del cuarto de Harry no salía y, cuando entró, Harry se asustó vivo, pero se calmó al ver que esta vez no llevaba el bolso. Estuvo con nosotros un rato y, cuando se fue, Harry confesó que le seguía dando miedo.
-Oh, vamos, ¿te ha pegado esta vez?
-No, pero me mira como si quisiera hacerlo...
-Y es que quiere.
Nadie me había regalado nada. No fue porque no quisieran hacerlo, sino porque ya les había avisado antes de que no lo hicieran bajo pena de muerte severa. Les dije que ya me regalaban bastante siendo mis amigos, aguántandome todos los días y queriéndome a pesar el tipo de persona que era y tuvieron que resignarse.
Lo que sí permití que me regalaran fue una tarta que se habían pasado haciendo toda la mañana y que nos comimos por la tarde.
Me morí de la vergüenza cuando me cantaron el cumpleaños feliz y no pude escapar de pedir el mítico deseo que tenías que pedir siempre al soplar las velas.
-¿Para qué voy a pedir nada? Si luego no se cumple...
-¡Sopla y pide, maldita sea!
-Jo, vale, vale.
Y lo hice.
-¿Qué has pedido?-me preguntó Niall.
-Que no me mandes tanto deberes de irlandés.
-¡Ah! ¡Ja! ¡Cómo me lo has dicho no se cumplirá!
-¡Ja! ¡Lástima que eso no fuera lo que pedí!
Esta mañana, los dos habíamos amanecido mejor y, por lo tanto, contaron con nosotros para irnos a no sé qué sitio, a una de esas típicas fiestas de Halloween a las que, por supuesto, había que ir disfrazado.
-¿Pero es totalmente necesario que me disfrace así? ¿No había otra cosa?
-No...-dijeron Isa, Marta y Bego, mirándose entre ellas y riéndose.
-Es que no sé por qué diablos tengo que ir vestida de gata. ¿Esto es algún tipo de broma de Harry o algo?
-¿Qué? ¡No! Pero si Harry no sabe nada. Ha estado contigo los dos últimos días y nosotras apenas hemos hablado con él-dijo Bego.
-Mm, cierto. Entonces esto es cosa vuestra.
-Anda Cris, deja de buscar culpables donde no los hay y vístete.
-Vale, mamá.
Una vez vestida, me miré al espejo.
Un top negro de manga larga, junto con unas mayas negras a la que le habían cosido una cola, negra también. Me subí a unas tacones negros también y Bego me puso en la cabeza una diadema, que no era otra cosa que unas orejas negras de gato.
Ellas se reían por detrás.
-No está mal, pero... ¿No tendré frío?-pregunté tocándome la tripa, descubierta.
-Ya verás como no-me dijo Isa.
-Bueno, pues... Gracias por buscarme algo-dije, cuando ya me salía de la habitación de Liam, la cuál nos había cedido amablemente para vestirnos.
-¡Eh! ¿Adónde vas?
-¿A irme?
-Siéntate aquí que no hemos terminado contigo.
-¡Arg, no!
Me sentaron en una silla y no me dejaron huir sin maquillarme antes. Yo intenté escapar de todas las maneras posibles, pero no hubo manera.
-Mírate-dijeron, acercándome al espejo.
Me habían pintando los ojos, de negro también y unos bigotes.
-¡Ah! ¡Estoy ridícula!-dije, intentando quitármelos.
-¡No te lo quites!-me dijeron todas, lanzándose contra mí e impidiéndomelo.
Al final, me convencieron para dejármelos pintandos un rato.
Como aún tenían ellas que prepararse, decidí bajar abajo, al salón, para ver si podía convencer a alguien de que esto era locura y que si podía quedarme en casa.
Entré en el salón, donde estaban Liam, Harry y Zayn y se me quedaron mirando.
Liam y Zayn rieron y Harry puso la cara de sorpresa más sorprendente que pondría en su vida.
-¿Qué?-dije, poniendo las manos en las caderas.-¿Algo que decir? Que conste que yo no he sido quién ha elegido el disfraz. Las chicas eligieron por mí.
-Nada, nada.
-Ah, bueno.
Me senté en el sillón con ellos.
Harry seguía mirándome como si hubiera descubierto en mí el misterio de la vida.
-¿Y vosotros qué? ¿Nos os disfrazáis?-pregunté.
-Nosotros no. Pasamos de eso.
-Oh, pues no es justo. ¿Por qué yo sí y vosotros no?
Estuvimos hablando un rato hasta que bajaron los demás.
Niall y Louis se rieron un rato bastante largo de mí y yo les bufé. Aburridos ellos, tampoco iban disfrazados.
Bego iba, según ella, de "calabaza sexy", pero Louis y yo la llamábamos calabacín, Marta iba de vampiresa e Isa de esqueleto y Harry y Niall no paraban de decirle que estaba en los huesos, hasta que les pegó y ya no volvieron a decir más.
Emprendimos el camino a la fiesta, que según me dijeron, se celebraba en una disco cerca de aquí y nosotras íbamos andando delante.
-Una calabaza, una vampiresa, una gata y un esqueleto. Qué cuadro.-observó Zayn.
Y ellos se echaron a reír.
Nosotras estuvimos comentando cuál sería el disfraz de Amber, que vendría después con Jeydon, el cuál había estado desaparecido un tiempo, ya que vivía por y para su Amber del alma...
Llegamos y había bastante gente disfrazada.
-Si es que sois unos sosos-les dijo Isa.
-Cuidado con los perros, ¿eh, Isa?-le dijo Niall.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Porque ya sabes que les gustan los huesos.
Nos reímos todos.
-Y tú también, Cris. Cuidado.
Le bufé.
-Aunque pensándolo mejor quién debería tener cuidado es el perro.
Los dos nos reímos.
Mientras ellos se dirigían a la barra, nosotras fuimos corriendo a mezclarnos con la gente que estaba en la pista, a bailar como locas.
Empezó a sonar una canción de Pitbull que no paraba de decir "Que no pare la fiesta" y nos daba miedo y queríamos que la canción, que no la fiesta, se acabara. ¡En algo estaba de acuerdo con Pitbull!
Como no podía ser de otra manera, al cabo de un rato pusieron la amada canción de Harry. Gagnam Style.
Todos le miramos y él tenía cara de por qué el mundo le odiaba tanto.
Brujas, fantasmas, esqueletos, un Spiderman que había por ahí... Todos la bailamos.
Nos lo pasamos en grande, ya que luego ellos se separaron de la barra y se vinieron con nosotras. No sabían bailar, pero tampoco hacía falta. No hacíamos más que hacer el tonto y reírnos.
Me subí encima de Isa y empezamos a saltar y a ir de un lado a otro, riéndonos.
-¿Y esas locas?-dijo Niall.
-Déjalas, se lo pasan bien-dijo Zayn.
A la gente le gustó nuestra idea y nos copiaron.
-¡Venga Harry que yo también quiero!
Niall se subió sobre Harry y a punto estuvieron de ir los dos al suelo.
Pusieron de nuevo el Gangnam Style y nos reímos de lo lindo ante el sufrimiento de las pobres personas que nos llevaban encima, en mi caso Isa, en el de Bego Louis, en el de Marta Liam, en el de Niall Harry, que se negaba a bailarlo y Zayn se reía de todos nosotros.
-¡Baila! ¡Baila te digo!-le decía Niall a Harry, pero no había manera.
Yo me reía de ellos.
-Niall, te lo cambio, venga, que a Isa le toca y yo no puedo llevarla.
No es que fuera nada personal, pero si me sacaba una cabeza y media, sería algo difícil que pudiera subirse encima mía sin matarnos.
-Venga, vale-accedió.
Nos bajamos los dos y él se inclinó para que Isa pudiera subírsele encima.
Yo, sin embargo, me quedé mirando a Harry.
-No tienes que hacerlo si no quieres.-le dije.
Me dio la espalda y se agachó.
-Sube, anda.
Se me hizo raro estar de nuevo sobre él, subida a su espalda.
Era un sitio que no había frecuentado mucho últimamente.
Una vez que me agarré, con brazos y piernas, aprovechando el estribillo, se puso a bailar junto con Niall.
-¡Qué no bailaba decías, ¿no?!-le dije al irlandés, que rió.
Cuando acabó la canción, le susurré un gracias en la oreja, que me costó encontrar por el pelo y me bajé, para ir con Marta, que intentaba hacer el Moonwalk sin éxito y le estuve enseñando un rato.
Después de unas cuantas canciones más, Harry, Niall y Zayn nos abandonaron para ir a la barra y nos quedamos junto con Liam, Louis, Amber y Jey, que al fin hicieron acto de presencia.
Isa había acertado con el traje de Amber, que iba de bruja... Bruja provocativa, que según yo, le iba que ni pintado y nos reímos.
Llevabámos bastante tiempo bailando y los pies, por los zapatos, ya empezaban a pedirme que me sentara un poco, además, aún no estaba recuperada del todo y empezaba a encontrarme algo cansada, así que dije que me iba un rato a sentarme con los chicos y me dirigí hacia allí, justo a tiempo de ver como una chica, más o menos de mi altura y la cuál era mi reflejo exacto, eso sí, si exceptuamos que iba disfrazada de bruja aún más provocativa que Amber, si eso es posible, le cruzaba la cara a Harry de un guantazo.
Entonces caí en la cuenta de quién era la brujita.
Carly.
Ella levantó la mano otra vez.
-¡Eh!-dije, lanzándome contra ella, que chocó con la barra.
No me apetecía meterme en otra pelea, pero no me quedaba otro remedio.
Ella tardó un segundo en descubrir mi identidad (con los ojos pintados de esa manera y los bigotitos, era algo difícil saber que era yo si no te lo decían), pero, al reconocerme, me empujó y, con ese empujón, se desató la tormenta.
Salté sobre ella con lo que Niall describiría más tarde como el salto de un puma y ella cayó al suelo, conmigo encima y empezamos a rodar por toda la pista, ya que la gente se apartaba a nuestro paso.
No veía nada y me limitaba a soltar manotazos y patadas a diestro y siniestro, que debían de darle, ya que contra algo daban y otros recibía yo, pero eso, en ese momento, no me preocupaba en lo más mínimo.
Ella tiró y consiguió que me cayera de lado, colocándose encima y golpeándome.
Volvimos a rodar, ya que le di una patada, mientras bufaba y conseguí de nuevo hacerme con el control.
Unas manos me pasaron por las axilas y tiraron de mí hacia arriba, separándome de ella, pero yo hice fuerza hacia abajo.
De nuevo, las manos volvieron a tirar, con más fuerza esta vez y, como no me lo esperaba, me separaron de ella y quedé colgando en el aire.
Ella se levantó con rapidez y se tiró de nuevo contra mí, a manotazo limpio y yo, con las piernas en el suelo, tiré de la persona que me agarraba hacia delante, pero esta, que aún no sabía quién era, tiró de mí hacia atrás.
Carly rió.
-¿Te doy miedo o qué?
Le gruñí y tiré hacia delante, haciendo fuerza y librándome de mi captor/a.
De nuevo me tiré contra ella y le di, con fuerza.
Le di por todo aquello que me había hecho pasar. Le di por el recuerdo de mi vuelta a casa y que ella estuviera ahí, usurpando mi lugar. Por el hecho de que cuando volví, todo siguió igual. Por el hecho de que, aunque no había sido totalmente su culpa, había perdido a Harry. Por el hecho de que ella lo había tenido un tiempo que yo no, que había perdido.
Y que jamás podría recuperar.
Unos brazos, fuertes, me atraparon por la cintura y tiraron de mí hacia arriba, separándome de Carly y levantándome del suelo, y, aprovechando que una de las que serían sus amigas, la sujetaba, se dio la vuelta y me sacó de allí.
Aquello me recordaba a lo sucedido con Amber durante el período Louis de mi vida, a principios de verano, recién venida a Londres. Aunque en aquella ocasión, la cosa fue distinta.
Yo salí por mi propio pie después de pelearnos y Niall acudió tras de mí. Recuerdo lo triste que me sentí al saber que había decepcionado profundamente a Louis.
Una vez que estuvimos fuera, en la calle, me dejó en el suelo y me soltó.
Me giré, esperando ver a Zayn o a Niall, pero me quedé a cuadros cuando vi a Harry.
Abrí la boca para decir algo pero la cerré y me di media vuelta.
-¿Adónde vas?
-¡A casa!
-¡Espera, voy contigo!
-¡No!
Apreté el paso, aún furiosa y pensando en lo que acababa de hacer.
De nuevo, me había dejado llevar por mis sentimientos impulsivos y, lo único que se me había ocurrido es liarme a golpes con otra chica. Genial. Pero ella había golpeado a Harry primero, aunque... ¿Qué me importaba a mí? ¡Esa no era mi lucha!
Él, con un par de zancadas de sus piernas, me alcanzó.
-No te voy a dejar ir a casa sola.
-No voy sola, voy con mi mala ostia.
-Cris...
-¡Está bien! Ve detrás mía, si quieres.
Y aumenté más el paso, queriéndo dejarle atrás, pero el dolor de los pies no me dejó llevar ese ritmo por mucho tiempo y tuve que ponerme a su altura.
Íbamos en silencio, roto únicamente por el sonido de mis tacones al pisar la calle.
Un grupo de niños, de entre ocho y once años, disfrazados, corrieron por la calle, me señalaron, gritaron "¡Mujer gato!", algún otro gracioso dijo "Miau" y se perdieron, tal y como vinieron, corriendo por la calle.
Seguimos caminando, yo cruzada de brazos y profundamente cabreada.
Tenía frío, como me lo había visto venir, pero por supuesto prefería morir congelada antes que decir nada.
-¿Por qué?-preguntó.
-Cállate.
-Pero...
-Te he dejado venir conmigo pero en ningún momento te he dicho que te permitiera hablar.
Suspiró.
Hice todo lo posible para que no viera que temblaba, pero al final se acabó dando cuenta.
-¿Qué haces?-dije, viendo cómo se quitaba la chaqueta.
-Toma-dijo, tendiéndomela.
-¿Qué? ¿Estás loco? Te vas a poner peor que como estabas antes. Póntela otra vez.
-No. Póntela, vamos.
-¡No la quiero, no tengo frío!
-¡No seas cabezota y póntela!
Algo en el tono de voz que usó me hizo no protestar y cogí la chaqueta.
Y me la puse.
Nada más ponérmela, su olor me golpeó como la bofetada que le había dado Carly no hace mucho.
Me quedaba grande y algo larga, me la abroché y metí las manos en el bolsillos.
La saqué al notar que su móvil vibraba.
-Móvil-dije, tendiéndoselo.
Nuestras manos se rozaron cuando él lo cogió.
-¿Si? Ah, Zayn. Sí, sí, no te preocupes, está conmigo. Sí, la llevo a casa. Luego nos vemos.
Y colgó.
Me tendió el móvil otra vez, lo guardé en el bolsillo y saqué la mano.
Él la cogió.
-¿Qué haces?
-La tienes fría.
-Suéltame.
-Si te suelto me devuelves la chaqueta. Tú verás. Yo creo con que con ella estás muy calentita.
Gruñí.
La verdad es que sin ella tendría frío, pero tampoco quería soltarle la mano.
Ya no recordaba la última vez que andé de la mano con él y eso me disgustó. ¡No era capaz de acordarme!
Él sonrió.
-¿No tienes frío?-pregunté.
-No lo hace, pero tampoco hace una noche para ir con la tripa al aire.
-Te repito que yo no elegí el disfraz. Fueron las chicas.
-Por un momento pensé que había sido cosa tuya, ya sabes, algo... Para mí. Como yo te puse el apodo...
-Creo que ellas lo hicieron por eso. No sé, no se me habría ocurrido. No soy tan brillante como ellas.
-Yo no creo eso.
Me encogí de hombros.
-¿Quieres ir a casa?-preguntó.
-La verdad es que no.
-¿Paseamos?
-¿No lo estamos haciendo ya?
-Jamás paseé con una gatita por la calle de la mano.
-Bueno, siempre hay una primera vez para todo. Además, es Halloween. La gente dice que en esta noche puede pasar cualquier cosa.
-¿Cualquier cosa?
-Eso dicen. Al contrario de lo que la mayoría de la gente piensa, hoy es un día de buena suerte y, las personas que nacieran hoy, en vez de tener mala suerte y estar malditos como se cree, gozarán de buena suerte. Y eso es por lo que yo me quedé a las puertas de la buena suerte, por nacer un día antes.
Él rió.
-¿Cómo sabes tanto?
-Soy culta, eso es todo.
-Ya veo. Bueno, no sé si pasará cualquier cosa esta noche, pero al menos ya me dejas hablar.
-Y eso que callado estás más guapo.
Rió.
-¿Eso crees?
-Eso sé.
Seguimos caminando y nos encontramos con los mismos niños de antes.
-¡El señor y la mujer gato!
-¿Señor?-dijo Harry, confuso.
Yo reí.
-¡Huyamos!
Y se fueron, de nuevo, corriendo.
-Te han llamado señor-dije, entre risas.
-Y a ti mujer gato.
-Ya, pero es que yo voy disfrazada de eso, no sé si me entiendes y tú no...
-¿Insinuas algo?
-No, anda, sigamos andando.
Avancé unos pasos y tiré de su mano, entrelazada con la mía.
Por un momento, me había olvidado completamente que habíamos roto, que yo tenía un novio y que el tiempo había pasado entre nosotros. Pero es que parecía que todo estaba igual que antes.
-¿Quieres entrar al parque?-me dijo, cuando ya casi habíamos llegado a casa.
-¿La noche de Halloween? Quién sabe qué cosas habrá dentro.
-Descubrámoslo. Aunque si te da miedo, no entramos.
-¿Bromeas? A mí nada me asusta. Vamos.
Rió mientras tiraba de él hacia dentro.
-Bueno, yo recuerdo un día que fuimos al parque de atracciones y había una casa del terror, y, bueno...
-Tuve miedo porque Niall se me perdió por ahí, no porque la casa me diera miedo.
-Claro, claro.
Había gente por el parque, algunos tumbados en el césped, otros en los bancos y demás, la mayoría, disfrazados.
Me hallaba entretenida, mirando si había gente en el banco de Niall y mío cuando miré al frente y me encontré, prácticamente frente con frente, con un zombi.
Grité, asustada y metí la cara en el pecho de Harry, que reía, al igual que el chico y sus amigos.
Harry me pasó el brazo que tenía libre por los hombros y me tocó el pelo.
-¿Estás bien?
Me recuperé del susto y le empujé hacia atrás.
-Pues claro. Fingí asustarme.
-¿De verdad?-dijo sonriendo, sin creerme.
-Bueno vale, no, me asusté de verdad pero no se lo cuentes a nadie.
Dejamos atrás al chico zombi (¡qué de verdad parecía un zombi! Su maquillaje estaba muy conseguido) y seguimos andando por el parque, hasta que él se detuvo en la parte en la que no había gente.
-¿Por qué te paras?
-Quiero hablar contigo.
-¿Acaso no hemos ido hablando todo el camino?
-Si haces memoria, recordarás que me has hecho ir la mitad del trayecto en silencio porque no me permitías hablar.
-Cierto. Entonces tú dirás.
-¿Por qué has hecho eso?
No hacía falta que me explicara más, ya le entendía.
Carly.
-Ella te pegó.
-¿Y?
-No sé si te acordarás, pero te dije hace tiempo que no permitiría que nadie te haría daño. Y lo mantengo. Ella no tenía por qué pegarte. Ni ella, ni nadie.
-Pues tú me pegast...
-Yo soy una excepción.
Sonrió.
-He de decir que le estoy agradecido.
-¿Qué? ¿Le agradeces que te golpeara?
-Sí. Ahora sé lo que eres capaz de hacer por mí y, además, me ha dado la posibilidad de hablar contigo.
Sonreí y negué con la cabeza.
-Oh, eso no es nada de lo que haría por ti.
-¿Ah, qué harías más?
-Sí, de hecho, ya lo hice.
-¿El qué?
-Ya te contaré, si eso. ¿Quieres hablar de algo más?
-Sí, esto sigue.
-Continúa.
-Querías que volviera y volví. Querías que peleara por ti y lo hago. Pero... No puedo seguir así para siempre. Es decir, si planeas seguir con Zayn, de manera seria, dímelo. No quiero hacerme ilusiones durante toda mi vida que luego no se cumplirán.
Me revolví, inquieta.
-Yo no sé si a ti te gusta esto, verme así. Quizá sea tu manera de castigarme por lo que hice. Me das dos de cal y una de arena. Pareces odiarme y, cuando voy a tirar la toalla, reapareces de nuevo y lo intento otra vez, con los mismos resultados.
Le seguí mirando.
-Así que dímelo ya, hoy. Ahora. Si quieres que lo siga intentando porque lo conseguiré o que lo deje por imposible.
Me limité a mirarle.
-Respóndeme.
Le seguí mirando.
Suspiró y se dio la vuelta.
Fue a dar un paso, pero se detuvo al escuchar lo que le dije.
-Querías saber por qué me tatué un infinito. Lo hice porque significa mi amor por ti. Lo intenté, pero no pude olvidarte. Sabía que tenía que hacerlo, al igual que sabía que no lo conseguiría, pero tenía a Zayn y, quizá con el tiempo, pudiera llegar a hacerlo. Una parte de mí no quería olvidar, mientras que la otra se moría por hacerlo, así que complací a las dos. Me tatué algo que sólo yo sabría lo que significaba y, así, cuando lo viera, te recordaría, mientras tanto, me concentraría en olvidarte.
Estaba de pie, quieto, aún dándome la espalda.
-Así que ya lo sabes. Al principio, cuando volví, no tenía ninguna intención de recuperarte, sino todo lo contrario. Todas esas veces en las que te cantaba aquella canción, todas esas veces que te negué cuando siempre tengo para ti una afirmación en los labios... Nos mentía a ambos. En realidad, me moría porque sucediera justo lo contrario a lo que decía. Luego te fuiste y y te llevaste una parte importante de mí contigo, que no era otra que tú mismo. Y ya, a tu vuelta...
Se giró y clavó sus ojos en mí.
-Llegaste y le diste sentido a todo aquello que antes no lo tenía.
Siguió mirándome.
-Y fue ahí cuando decidí ponerme en la piel mis sentimientos. Aquellas palabras que pensé jamás volvería a decirte, que eran tantas que decidí reducirlas a su significado básico, a un sólo signo. El infinito.
Avancé, reduciendo la distancia que nos separaba.
-Y el tatuaje dolió, pero ni punto de comparación con el dolor que sentiría si me hirieras otra vez.
Extendió la mano derecha y la puso en mi mejilla, acariciándola.
-Jamás volveré a perderte.
Hubo un tiempo en el que creí en sus promesas, luego hubo otro en que perdí la fe en ellas.
-Prométemelo.
Pero ahora creía en él y en ellas, de nuevo.
Antes sólo había sido yo quién sufrió, pero, como él decía, ahora él también había sido castigado. Ya había probado lo que se sentía al estar en mi lugar y yo en el suyo y, al igual que a mí, no le había gustado.
-Te lo prometo.
Le agarré la mano que tocaba mi mejilla.
Los dos nos miramos y sonreímos.
-Y, bueno... ¿Me vas a besar o vamos a estar toda la noche mirándonos y sonriendo?-dije.
Rió mientras pasaba el brazo por mi espalda y me acercaba a él.
¿Cuántas veces había fantaseado yo con algo así?
-¡Espera!-dije, poniéndole la mano en la cara-¿Y Zayn?
-Zayn y yo tuvimos una conversación hace un par de días. Él iba a ayudarme a recuperarte, porque todos, incluido él, sabían que... Bueno, que no te preocupes. Eres libre.
-¿Y él...?
Se quitó mi mano de la cara.
-Está bien, hablamos luego, ¿vale?
-Vale.
Ese beso me supo mejor que ningún otro.
Quizás porque había tenido que pasar demasiado para obtenerlo y había aprendido a valorarlos, más de lo que antes lo hacía.
Antes estaba segura de que nadie me los quitaría, pero había aprendido, de la peor manera, que eso no fue así.
Me cogió entonces y me subió al hombro.
-¡Harry! ¡Estás loco! ¿Qué haces?
-Vámonos a casa.
-Vámonos.
Echó a andar, conmigo al hombro y la gente, alguna, nos miraba, pero no nos importó.
El zombi de antes trató de asustarme de nuevo, pero con resultados poco fructuosos esta vez. Algo difícil asustarme dos veces.
Oí que Harry reía.
-¿Qué te hace tanta gracia?
-Que tenías razón.
-Siempre la tengo, pero... ¿Sobre qué?
-Sobre lo que todo es posible en Halloween. No creí posible que tú y yo...
-Nunca digas nunca.
-Niall y tú vivís para decir esa frase.
Aún no había asimilado que Harry y yo habíamos vuelto.
Juntos.
Había soñado tantas veces con lo mismo, de mil maneras diferentes, pero, ahora que se había hecho realidad, no era capaz de reaccionar.
Tenía ganas de echar a correr hasta el límite, de saltar y gritar, gritar todo lo alto que pudiera y más aún. Y, aún así, seguiría queriendo más.
Entró en casa y, sin molestarse en encender las luces, subió las escaleras.
Creo que había pensando en lo mismo que yo.
Alargando el brazo me quité los tacones, que cayeron al suelo haciendo algo de rudio, pero, ¿qué importaba? Estábamos solos.
Me dejó caer entonces sobre su cama y me quité la diadema de la cabeza, tirándola hacia cualquier parte.
Mientras él se deshacía de sus zapatos, me desabroché la chaqueta y me la quité.
-¿Ya no tienes frío?
-Oh, no. Ya no.
Me sonrió en la oscuridad de su cuarto y le tiré la chaqueta, que atrapó y dejó caer al suelo.
Con un dedo, le hice un gesto, diciéndole que se acercara.
Se tumbó en la cama, sobre mí, procurando no apoyar todo su peso en mí.
Le besé, tirando de él hacia mí y rápidamente me deshice del top negro. Después, ataqué su camisa, que no era otra que esa que me gustaba a mí tanto, a cuadros negros y blancos y tras ella fue su camiseta blanca.
Al sentir su piel contra la mía, evoqué el recuerdo de esa noche, la que fue tan especial para mí.
¿Cómo podía haber vivido sin ese contacto?
Dirigí después mi atención al botón de sus pantalones, el cuál esta vez no tuve ningún problema en desabrochar, cosa que le sorprendió.
-Es que he estado practicando-expliqué.
-Ohh. ¿Con quién?
-¡Con mis propios pantalones, tonto!
Reímos los dos.
Y de nuevo ese calor, que me hizo tan adicta esa primera vez, volvió a apoderarse de mí, envolviéndome, haciéndome pensar cómo podía haber concebido la vida sin él y el autor del mismo.
Harry.
-Pov Bego-
Temimos por la vida de Cris justo en el que vimos cómo Carly le daba a Harry la tan soñada bofetada que todos habíamos querido darle, pero que Cris nos había impedido.
Sabíamos que ella haría algo, que tomaría cartas en el asunto.
Y nuestras sospechas se confirmaron cuando segundos después las dos estaban rodando por el suelo de la pista, matándose mútuamente.
Harry fue rápidamente a separarlas y agarró a Cris, tirando de ella, pero ella estaba loca y no había quién se hiciese con ella.
¿Cuántas veces la había visto así? Unas cuantas.
Finalmente, consiguió agarrarla por la cintura y sacarla de allí.
Carly fue ayudada por su amiga y después se perdió entre la gente que aquí había.
Nosotros nos reunimos con Niall y Zayn, los cuáles seguían en la barra.
-¿Y vistéis el salto que dio? ¡Ni un puma! ¡Ni un puma, vamos!
-Niall, vamos, tranquilo.
-Si es que esa chica es una máquina, os lo digo yo que soy su profesor.
-Harry se la ha llevado fuera. ¿Estará bien con él?-preguntó Isa.
-Con él estará mejor que con nadie-dijo Marta, sentándose en un taburete.
-Después de todo, el plan le está saliendo bien-observó Liam.
-Pues sí, esto de la niña esa ha sido un imprevisto, pero acertado-dijo Louis.
-¿Creéis que lo arreglaran?-pregunté.
Todos se rieron.
-Tú que la conoces, Bego, ¿qué crees?-dijo Zayn.
Fingí pensarlo.
-Que sí, por supuesto.
-Pues venga, vamos a tomarnos algo por esos dos, en su honor.
-¡Vamos!
-End-
-Déjame verlo.
-Claro.
Me tumbé de lado y me retiré el pelo, para permitirle ver el tatuaje.
Pasó la mano por él.
-Nunca pensé que te harías un tatuaje por mí.
-¡Nunca digas nunca, te dije!
Nos reímos los dos.
Me di la vuelta, apoyé la cabeza en su pecho y le abracé.
-Ahora que sabes lo que significa, ¿lo mirarás de la misma manera?
-No. Ahora cada vez lo que vea, me sentiré especial. Porque, aparte de que es para mí, sólo tú y yo sabemos lo que significa.
-Recuerda que es un secreto.
-Oh, sí, claro.
Cerré los ojos y disfruté del momento.
Todo era como antes.
Harry y yo.
Me reí y abrí los ojos.
Él me miraba.
-¿Qué?
-Yo también quiero saber el chiste.
-No lo hay, simplemente me reía porque soy feliz.
Sonrió y comencé a besarle el cuello.
Se retorció, echándose a reír.
Le hice entonces un chupetón.
-Ala, ya tienes un recuerdo para mañana.
Después de hacer el tonto un rato más, cosa que se nos daba muy bien, todo hay que decirlo, bostecé y él decidió que ya era hora de dormir.
-Aún llevas pintados los bigotes.
-Bah, pues me los dejo, si no te importa. Me da pereza quitármelos ya.
Volví a apoyar la cabeza en su pecho y busqué una de sus manos, para entrelazar sus dedos en los míos.
-Buenas noches-dije, cerrando los ojos.
-Buenas noches-dijo él, tocándome el pelo.
Después, inclinó la cabeza, hasta alcanzar mi oreja.
-Cuando abra los ojos mañana, quiero verte aquí.
Sonreí, sin abrir los ojos.
-Siempre.
Estábamos los dos apunto de dormirnos cuando le susurré.
-Harreh.
-¿Mm?
-Tenías razón con eso de el deseo estúpido de las velas.
-¿Si? ¿Qué pediste?
-A ti.
A la mañana siguiente, él despertó antes que yo y, como me tocaba el tatuaje, me despertó.
-Eh, buenos días-dije, sonriéndole.
-Buenos días.
-¿Qué tal?
-Oh, bien, bien, ¿y tú?
-Oh, bien, pero podría estar mejor.
-¿Ah, si? ¿Como?
-Así-dije, levantando la cabeza y besándole.
En ese momento, se abrió la puerta y Louis entró por ella.
-¿Os vais a levantar o esperáis que os traiga el desayuno a la cama?
-Mm, eso último suena bien.
-¡ARRIBA AHORA MISMO!
-Vale, vale...
Y se fue.
-¿Y a este qué le ha dado?
-Cris, es Louis, parece mentira que no le conozcas.
-Olvídame y levantémonos, no vaya a ser que vuelva...
Iba a salir por la puerta cuando me agarró del brazo.
-Espera, un momento.
-¿Mm?
-Tienes que hacer la maleta.
-¿Qué? ¿Adónde me voy? ¿Me echas?
Rió.
-No te vas sola y no, no te echo. Nos vamos.
-¿Quiénes? ¿Tú y yo?
-Tú y yo.
-¿Adónde?
-¿Acaso eso importa?
Sonreí.
-No. Iré donde me digas.
Me sonrió a su vez y me abrazó.
-Te echaba mucho de menos.-dijo, metiendo la mano por mi camiseta y tocando el infinito.
-Hemos perdido mucho tiempo, pero lo vamos a recuperar.




¡Eh, hola! Soy yo, la pesada de siempre, con mis pesados comentarios al final del capítulo como siempre. ¡Oh, Dios mío! ¡Pero si Carry ha vuelto! *llora de la emoción* Aunque esos dos hayan vuelto, seamos sinceros, que nos conocemos... ¿Los problemas y líos acabarán ahí? ... JAJAJAJAJA. Yo creo que no.
#Carry
@Cris_Jbieber