Y bueno, decir también que me pedísteis un nombre para las lectoras, porque llamaros "lectoras" es muy común y poco original, además de normal y como aquí, en Forever Young, somos de todo menos normales, he pensando en "Youngers". ¿Qué os parece? Espero vuestra opinión, al igual que la opinión sobre el capítulo. Importante leer el comentario de abajo del capítulo.
Abrió la puerta, pero la cerré suavemente.
-Espera.-dije.
-¿Qué ocurre?
-Aunque hayas hablado con Zayn... ¿No será algo brusco bajar así como así y...? No sé.
-Todo estará bien.
Asentí con la cabeza mientras salíamos.
Me quedé en las escaleras parada, mientras él bajaba, hablando solo.
Se dio cuenta de que me quedé arriba cuando bajó y vio que no respondía.
-¿Pero qué haces ahí? Baja.
-No, estoy cansada, bájame tú.
Riendo y negando con la cabeza, subió a por mí y me cogió en brazos.
Le pasé los brazos por el cuello y escondí la cabeza en este, haciéndole cosquillas con mi respiración.
Entramos así en la cocina y la gente se calló.
Que hablaban de nosotros era algo que ya habíamos asimilado, por lo que lo dejamos correr.
Niall se levantó del taburete y se sentó en la encimera para que Harry pudiera sentarse, conmigo encima.
Saqué la cabeza de donde la tenía escondida y miré a mis amigos, deteniendo mi mirada en Zayn, el cuál me la sostuvo.
Quería decirle algo, pero no sabía el qué. Y mucho menos cómo.
Louis nos puso el desayuno en la mesa y comimos mientras él bailaba flamenco con Liam, Marta y Bego daban las palmas, Zayn pasaba del tema y Niall se preguntaba por qué éramos tan peculiares.
Harry me apartó el pelo, poniéndomelo a un lado y me daba pequeños mordiscos en la nuca, por lo que a la cuarta o quinta vez que le avisé de que eso me hacía cosquillas y él lo ignoró, le pegué, paró por un par de minutos y siguió.
Cabezota, el chico, era un rato.
Aprovechando que Zayn y Niall se habían cansado de ver el flamenqueo de Liam y Louis y que se iban de la cocina, les seguí y atrapé a Zayn.
-¿Podemos hablar?-pregunté.
Él asintió y subimos a su cuarto.
-Tú dirás.
Tomé aire.
-Siento mucho si te he... Si te has sentido mal con algo que he hecho. Yo... Ayer, cuando... No hice bien y...
Me detuvo con un movimiento de la mano.
-Cris, hablemos claro. No vamos a engañarnos. Tú le quieres y le querías y no había forma humana de cambiar eso. Y yo lo sabía desde el principio. Él ya habló conmigo y decidí que tenía razón y que así es como las cosas deben estar.
-¿No estás enfadado conmigo?
-No, en absoluto. ¿Debería?
Negué con la cabeza.
-¡No, claro que no!
Le abracé, riéndome.
Antes de salir de la habitación, me giré para decirle una última cosa.
-Quiero que sepas que no todo lo que has dicho es cierto. Yo te quería y te quiero y, si Harry no hubiera hecho nada, yo hubiera seguido contigo hasta el final.
-A ver si me voy a arrepentir ahora...
Reímos los dos y salí al pasillo.
Vi las escaleras y me desmoralicé mentalmente.
Dos o tres minutos después...
Zayn salió de su habitación y me vio tirada en el suelo, junto a las escaleras.
-Pero, ¿qué haces ahí? ¿Nos habías bajado ya?
-Es que las escaleras me dan pereza. Ve y dile a Harry que me baje.
-Voy.
Bajó y se perdió en la infinidad del mundo de la planta baja.
-¡Qué Harry dice que si quieras bajar, que bajes rodando!
-¡Cuánto amor me tiene, madre mía! ¡Cuánto amor me tiene!
-Es lo que hay. Conmigo eso no te hubiera pasado.
-¡Niall!
-¿Qué? Digo la verdad...
-Al cuerno, ya bajo yo.
Bajé y me tiré en el sillón, sobre Niall.
Harry hizo acto de presencia.
-Ah, con que ahí estás. Al final bajaste, ¿eh?
-No sería con tu ayuda, majo.
-Bueno...-dijo Liam, pasando por allí-Otra vez peleando... Ya se echaba esto de menos.
(...)
Entré en casa, pensando qué decirle a mis padres.
"Papá, mamá. Me voy a no sé dónde no sé cuántos días con aquel chico que me rompió el corazón y que hizo que estuviera a punto de morir de la agonía. Sí, con ese mismo. Es que estamos juntos de nuevo".
Harry no quería decirme adónde íbamos, ni tampoco cuánto duraría nuestra ausencia. Había intentando hacer que hablara por todos los medios que sabía, sin usar la violencia tampoco, pero él se lo callaba.
Nos íbamos esa misma tarde noche.
"-¡Ya pudiste haberme avisado con algo más de antelación!
-Menos quejarse y más hacer maleta.
Refunfuñé, aunque dejé que una sonrisa asomara en mis labios.
-Y, dime, ¿cómo sabías que te acabaría perdonando para organizar esto?
-Pues no lo sabía. De hecho, ya te dije que no lo creía posible, pero... Si no, pues se hubieran ido Louis y Bego. O Marta y Liam.
-O Niall y la nevera.
-Uh, sí. Es cierto."
No había nadie en casa, por lo que subí directamente a mi cuarto y saqué la maleta, a la que últimamente la había estado dando mucho uso cuando jamás la había usado en la vida, de debajo de la cama, la puse sobre esta, la abrí y, abriendo el armario, me dispuse a llenarla.
Reparé entonces en que no había huecos en las paredes. Las fotos de Harry habían vuelto a sus lugares correspondientes.
"-Cuando fui a hablar con tus padres, casi no salgo con vida.
-¿Qué hiciste qué?
-Hablé con ellos. Quería que supieran lo que pretendía y lo que haría si me salía bien. Al entrar, tu madre quiso echárseme encima. ¡Si no llega a ser por tu padre...! Temí por mí.
-¿Tuviste más miedo que con mi abuela?
-No tanto, aunque tu madre llegó a tirarme la plancha.
-¿Cómo se atrevió?
-Estaba enfadada y tenía la plancha a mano...
-Ya veo.
-Después de mucho hablar con ellos y convencerlos, subí a tu cuarto y vi tus fotos y que yo faltaba en ellas. El cajón de la mesilla estaba entreabierto y...
-No me digas. Las encontraste.
-Así es. Y las pegué de nuevo."
Sonreí, imagiándole con las fotos en la mano, decidiendo en qué hueco colocaría cada una.
Metiendo ropa aleatoria en la maleta (recordemos que no sabía dónde iba. ¿Haría calor? ¿Frío?) di con un jersey que pronto reconocí y que no había estrenado aún. Me lo había comprado hace tiempo pensando en Harry, pues tenía unas letras que decían "I like cats". Lo eché también en la maleta, aunque lo saqué para ponérmelo tras darme una ducha cuando acabara de hacerla.
Miré el reloj.
Tenía que darme prisa si quería estar con mis amigos un rato antes de irnos.
Me di una ducha rápida y vi, a la hora de coger el gel, el tan mítico gel de chocolate.
Le había prohibido a mi madre volver a comprarlo después de romper con Harry. Me recordaba demasiado a él. ¿Qué hacía un bote ahí? Quizá a mamá se le olvidó que estaba prohibido. Bah, qué más daba.
Igualmente lo acabé guardando en la maleta.
Me sequé el pelo con rapidez y, mientras me metía en los pantalones, me sonó el teléfono.
"Mucho tiempo sin ti".
"Harry, sólo ha pasado cerca de una hora desde que me fui".
"¡Mucho tiempo he dicho! Para lo que llevo esperándote, una hora es demasiado para mí".
"No seas tonto, vas a pasar conmigo las próximas emm... No sé, como no quieres decirme cuánto tiempo será, no puedo calcularlo..."
"Aunque te lo dijera, no sabrías calcularlo. No sabes matemáticas, ¿recuerdas?"
"¡Cuándo llegue, verás!"
"Miedo".
Reí mientras lanzaba el móvil sobre la cama y acababa de vestirme.
Adoraba la relación que Harry y yo teníamos ahora. La otra quizá fuera empalagosa, pero esta... No sé, me gustaba. Me gustaban estas peleas tontas que no nos llevaban a ninguna otra parte, mas que a los brazos del otro.
Cogí el móvil de nuevo.
"No tengas tanto miedo, si sabes que soy inofensiva, aparte de pacífica".
"Y mentirosa, también".
"Anda ya, ven aquí o envíame a alguien para que me ayude con la maleta."
"Enviaré a alguien aleatorio".
"Sorpréndeme".
Empecé a contar.
-Uno, dos, tres, cuatro, cinc...
Llamaron al timbre y bajé corriendo las escaleras, tan rápido, que no me dio tiempo a frenar y me choqué con la puerta.
La abrí.
-Con que alguien aleatorio, ya...
Abrió los brazos, esperando un abrazo que no tardaría en llegar.
-¿No te alegras de verme?
Sonreí y avancé para abrazarle.
-No sabes cuánto.
Reparó después en mi ropa y se rió bastante con lo de "I like cats".
-No va por ti, es sólo una forma de recordarme que me amo.
-Seguro.
Los dos bajamos la maleta por las escaleras.
-¿Se puede saber qué llevas? ¿Piedras?-dijo, haciendo ademán de abrirla.
-¿Y si las llevo, qué?-dije, agarrándole las manos-Son mías.
Me estaba poniendo de puntillas para besarle cuando la puerta de la calle se abrió y mis padres entraron por ella, seguidos por mi abuela.
-¡Pero si yo tenía unos padres!-dije, avanzando hacia ellos.
Harry no sabía qué hacer, puesto que no sabía si aún querían seguir matándolo o si, por el contrario, ya le habían perdonado.
-¡Y nosotros una hija!
-Y yo solía tener una nieta.
-Y la tienes, Abu. Y la tienes.
-Oh, pero mira a quién tenemos aquí...-dijo ella, agarrando con más fuerza el bolso y mirando a Harry.
-Abuela, no.-dije, molesta.
Agarré la maleta, le tomé a Harry de la mano y tiré de ambos hacia la puerta.
-Ya sabéis, me voy. No finjáis que me echaréis de menos porque todos sabemos que estáis deseando que me vaya, así que...
-¡Serás tonta! Por supuesto que te echaremos de menos.
Al final tanto papá, mamá y la abuela, todos a la vez, nos dieron a Harry y a mí un gran abrazo de oso, del que los dos pensamos que no saldríamos con vida. Después vino el típico discurso por parte de mi madre y mi abuela para Harry, diciéndole que me cuidara, que me vigilara que yo me pierdo muy fácilmente, que viera que hacía tres comidas al día al menos y que comiera, que no fuera ligera de ropa (esa fue la abuela)... Y el pobre se tragó el discurso en silencio, aceptándolo todo mientras yo pensaba lo que tenía que soportar por mí.
(...)
-Oh, vamos Louis, no llores...
-¡Lloraré si quiero, ¿vale?!
Me reí de él.
Estábamos en el aeropuerto.
Louis nos había traído a los dos y todos habían querido venir a despedirse.
Yo trataba de convencer en esos momentos a Louis de que no llorara (que en realidad no lloraba, pero ya le conocéis, todo lo que sea el dramatismo... Le puede. Recordemos que Louis es un gran actor con una gran carrera por delante) sobre el hombro de Bego.
-Yo no quiero que Harry se vaya...-decía contra el hombro de esta.
-Ah, claro, Harry y a mí qué me den, ¿verdad?
-Pues claro.
Niall intervino entonces.
-Ya sabes, te he metido los deberes en la maleta de Harry. Tienes que hacerlos todos los días porque cuando vengas veré si los has hecho y entonces, como vea que no, verás.
-Pero, ¿tú crees que voy a tener tiempo para hacer deberes de irlandés?
-Ya he hablado yo con Harry y me prometió que te dejaría en paz al menos unos quince minutos.
-¿Y yo qué deberes hago con quince minutos?
Antes de que Niall pudiera contestar, Marta y Bego se me tiraron encima, abrazándome.
-¿Y se puede saber qué vamos a hacer nosotras sin ti, eh?
-Pues sobrevivir. Veréis como vivís mejor sin mí.
-¡Por supuesto que no!
Oí que Zayn comentaba por ahí que se notaría nuestra falta.
-Sí, sobre todo porque sus peleas eran mejores que las telenovelas esas que ve Liam. No vamos a tener sobre qué cotillear si no están.
-Pues no había pensado en eso.
-Zayn, Niall, que os estoy oyendo...-dije mientras fingían asustarse.
-Será mejor que os vayáis ya-nos dijo Liam, después de darme una charla padre hija que nunca olvidaría-O quizá no lleguéis a tiempo.
Nos despedimos de todos dos veces y media cada uno y, cuando nos íbamos a ir, Nerea corrió y se abrazó a las piernas de Harry cual koala.
-¡No te vayas, Harry! ¡No te vayas!
Y se echó a llorar.
Debió de ser que Louis lo oyó y volvió a su papel dramático.
-¡No, no! ¡No dejes que se vaya, Bego! ¡No le dejes irse! ¡Qué vuelva! ¡Qué alguien le diga que vuelva! ¡Harry!
Yo me agaché y tiré de Nerea para soltarla, pero se había agarrado como si esa fuera la meta última de su vida y no había quien la quitara.
-¡Llevadme con vosotros! ¡Seré buena, lo juro! ¡Dormiré con vosotros y seré vuestra mascota! ¡O diremos que soy vuestra hija y que mi nombre es Darcy!
Al final conseguí arrancarla haciéndole cosquillas y, llevándola en brazos, pataleando con una furia inmensa, se la entregué a su hermana.
-Toma Bego, esto es tuyo.
-¡No, no! ¡HARRY NO! ¡NO TE VAYAS!
-Tranquila Nerea que te enviaremos una postal-dije, antes de despedirme de nuevo y echar a correr para llegar junto a Harry.
-Pero que sea bonita, eh-pude oír.
Finalmente les perdimos, dejándoles atrás.
-¡Al fin libre!-dije, pegando un salto e intentando hacer esa cosa tan maravillosa que veía en las películas de chocar los pies en medio del salto pero yo, pava de mí, no fui capaz y haciendo un ridículo espantoso.
Harry rió.
-Siento a veces lo que tienes que aguantar. De verdad. Te acabarás arrepintiendo de haberte querido ir conmigo a dónde sea que me lleves.
-No creo. Jamás me he arrepentido de nada que tuviera que ver contigo.
Enarqué una ceja.
-¿Seguro?
-Bueno, vale, exceptuando ese tema.
-El primer paso es reconocerlo.
-¿Y el segundo?
-Besarme.
-¿Y el tercero?
-Decirme adónde vamos.
-Creo que seguiré los dos primeros pasos.
-Eh, no-dije, poniéndole la mano en la cara para detenerle viéndole venir.-Los tres pasos son un pack indivisible. O tomas los tres o los dejas.
Me miró mal, como sólo él sabía, es decir, con esa mirada que quería decirme que intentaba odiarme, pero que no lo conseguía. Y que no llegaría a hacerlo nunca.
-No me has dejado ver los billetes, no me has dejado preguntar a los demás y no me lo quieres decir ahora ni quisiste. Para ser una persona que no soporta el secretismo, creo que he aguantado bastante.
-Está bien.-accedió.
Me dio la vuelta y me abrazó por detrás.
-¿Ves este panel de vuelos?
-Ajá.
-Adivina.
-Soy muy mala en eso.
-Inténtalo.
-Emm... Nueva York.
-No.
-Me rindo.
Rió cerca de mi oído.
-Prueba otra vez.
-Oh, vale. Mm, Venecia.
-No.
-China.
-Tampoco.
-Londres.
-Aquí ya estamos.
-España.
-No.
-Pues ya no hay más sitios. Me rindo oficialmente.
-¿Segura?
-¿Jamaica?
-No.
-Entonces ya sí que no hay-dije, mintiendo.
-Paris. Te llevo a Paris.
Me giré para mirarle.
-¿Y por qué elegiste Paris?-pregunté, con curiosidad.
-¿Acaso no es obvio?
Me eché a reír con todas mis fuerzas.
-¿No será porque es la ciudad del amor, verdad? A mí no me hace falta ninguna ciudad para quererte.
-Pillado.
-Creo que hay una serie de pasos que ibas a seguir hace unos momentos...
-Si esta vez no te opones, podré seguirlos.
Sonreí.
-No habrá oposición por mi parte.
Pero entonces dos chicas y un chico interrumpieron, preguntándole que si era Harry Styles. A mi me dieron ganas de decirles (ya que era la segunda vez en aquel día que nos interrumpían) que qué clase de personas eran si le veían y no sabían con certeza si era él, pero en vez de eso me fui a borrar el menú de un bar escrito con tiza, mientras Harry se echaba fotos con los susodichos de antes.
Harry vino a por mí en el mismo momento en el que el señor, seguramente dueño del bar o vete a saber qué, salía y veía lo que le había hecho con su cartel bonito de tiza, sustituyendo su menú por un "Cris quiere a Harry :D" y algún que otro corazoncito acompañado de un gatito muy mono, que dibujé con un trozo de tiza que me encontré en el suelo.
Tiré la tiza y salí huyendo, como persona valiente que era, y Harry me siguió, mientras los susodichos de antes sacaban fotos de la escena.
Nos detuvimos en la puerta de embarque y nos dio un ataque de risa que nos duró cerca de ocho minutos.
-¿Te ha gustado mi cartel?
-Demasiado. Yo me lo quería llevar...
-Si quieres vuelvo y te lo traigo, pero seguro que ya lo habrá borrado...
-No es justo.
-Sinvergüenza.
-¿Y has visto la cara que ha puesto cuándo lo ha visto?
-¡Sí! Pero porque le daba envidia de que no le hicieran carteles así.
Y otros ocho minutos riéndonos.
Mientras esperábamos para embarcar y Harry hacía no sé qué con el móvil, me puse a pensar y sin querer, sonreí.
-Mira, el vídeo de nuestra valiente huida ya está circulando por Twitter.-dijo, enseñándomelo.
-Somos unos cobardes.
-Yo corría porque tú lo hacías y me daba miedo quedarme solo.
Reí.
-¿Tú y yo, solos por Paris? Creo que suena muy prometedor. Jamás me he ido sola de viaje con nadie, ni con mis amigas, si exceptuamos, claro está, las Bahamas.
-Cuidaré de ti, ya lo verás.
-Sé que lo harás.
Una vez en el avión, me entró la risa porque a Harry le tocó sentarse al lado de un hombre ancho cual armario empotrado y con cara de no muy buenos amigos, el cuál tenía la ventana y yo me senté alegremente al lado del pasillo.
Había un niño con un matasuegras (qué leches haría un niño con un matasuegras en un avión en esta época del año) detrás nuestra y le gustaba soplar para extender el matasuegras y metérmelo entre el pelo.
Le pedí paciencia mentalmente a Dios, porque de sobra es sabido, por Harry, por Dios y por todos, que no soporto a los niños pequeños. Son algo superior a mis fuerzas, mientras que a Harry le encantaban e, incluso, le preguntó al niño que si no tenía otra matasuegra para él.
-Di que no, di que no, di que no...-dije, por lo bajo.
Al minuto, Harry estaba imitando al niño, con su matasuegras azul, metiéndomelo los dos por el pelo, para enredarlo más de lo que ya estaba.
Al despegar, pararon y pensé que el sufrimiento se habría acabado, pero todo fue una burda mentira organizada por el destino y continuaron los dos con la bromita del matasuegras.
-Harry, ¿por qué no se lo haces a él?-dije, señalándole con la cabeza al hombre armario empotrado que tenía a su lado.
-Porque es calvo.
-¿Tienes algo en contra de los calvos? ¿Por qué los marginas? ¿Sólo porque tú tienes pelo y ellos no?
El señor se durmió rápidamente y se apoyó en Harry, más concretamente en su hombro y yo le miré mal.
-Cris, ayuda.-me pidió Harry, desesperadamente, cuando vio que el hombre abría ligeramente la boca y quizá se viera bañado en babas.
-Ah, no, ahora te aguntas por lo del matasuegras.
-¿Matasuegras?-dijo el niño, metiéndome el matasuegras por el ojo.
Harry rió mucho con eso y más aún cuando le cogí el matasuegras al niño y se lo tiré al fondo del avión.
-Pues tengo más.-me dijo el niño, desafiante.
-Pues todos van a ir al mismo sitio como los coja.
El niño se metió cuatro matasuegras en la boca y sopló, haciendo gran ruido, pero el señor no se despertaba y Harry dijo que empezaba a notar algo húmedo el hombro.
Al final me decidí a ayudarlo y a quitarle el hombre de encima, pero más que nada porque me molestaba que el hombro tocara algo que era mío.
Al incorporarle, el señor se despertó, nos miró a Harry y a mí, se levantó y se fue.
El niño corrió y ocupó el asiento que había dejado libre.
Yo miré a lo que parecía su madre, para decirle que tenía un hijo muy pesado y estresante, que yo me iba con mi novio x días para alejarme del estrés y los pesados de nuestros amigos (con cariño, pero ellos saben que lo son) aparte de otras cosas y ahora tenía que aguantar a su hijo, pero se encontraba dormida, para desgracía mía y, para colmo, Harry y el niño hicieron buenas migas.
-Harry, no deberías llevarte bien con todo niño pequeño que vemos. No vamos a adoptar ninguno. Y mucho menos a este-dije, mirando al niño con todo el odio que podía profesar en una sola mirada.
-Me llamo Tom.-me dijo el niño.
-Pues hola Tom, este es mi novio y se llama Harry y tú, pequeño enano, me estás haciendo perder un tiempo precioso que podía usar en estar con él, ¿me entiendes? Así que ale, adiós.
Lo cogí en brazos y lo tiré sobre el asiento de atrás, el suyo.
Después me senté de nuevo y abracé a Harry, que reía.
Este viaje le estaba haciendo mucha gracia.
-Tienes celos de un niño pequeño.
-Tengo celos de todo lo que se acerque a ti. Te perdí una vez. No habrá una segunda.
Tom volvió al ataque y le bufé, se asustó y volvió a su asiento.
Asustado, no volvió.
El que sí volvió fue Armario Empotrado, pero al menos, ya no se durmió sobre Harry. Bueno, también es que lo llega a hacer de nuevo y, una de dos, o muere él, o muero yo (cosa más probable).
-Quiero hablar-dijo Harry.
-Te escucho.
-No, no. Quiero hablar contigo sobre... Quiero saber qué pasó exactamente en el Tour y lo que pasó después, a tu vuelta.
-¿Estás seguro de que quieres hablar de eso?
-Quiero saber qué te hice.
-Y te lo contaré. Todo, cuando estemos solos.
Metió la cabeza en mi pelo y me susurró un "Vale" al oído.
-¿Qué haces?-le pregunté.
-Hacía mucho que no olía este olor. Chocolate. En ti.
Reí y le abracé más fuerte.
No podía creerme, aunque sentía su cuerpo contra el mío, que de verdad le estuviera abrazando de nuevo, que él en verdad estuviera ahí, conmigo. Aún no lo asumía. Y, sobre todo, que me dirigía, junto a él, a Paris, solos.
Él, yo y el mundo.
Nada más.
Bueno, sé lo que diréis. El capítulo es corto y yo eso os lo reconozco, pero es por una buena causa. Si sigo haciendo los capítulos tan sumamente largos, nos quedaremos pronto sin novela, y no voy a permitir eso. Entonces, como ya he acabado los exámenes y, supuestamente, mi mala racha, los capítulos serán más cortos, pero subiré más a menudo. Capítulos más cortos, más intriga, más novela.
Hasta el 39, Youngers LLN
Cris Vila Jb (Tuenti)
@Cris_Jbieber