Volví a besarle, añadiendo esta vez unos suaves mordiscos en
sus labios.
Sentía que el pecho me iba a estallar, pues el corazón me
latía demasiado rápido.
Entonces, llamaron a la puerta.
-¡Cris! ¡Lou! ¿Qué hacéis ahí dentro? ¡No os oigo hablar!
¿Ya habéis acabado? ¡Niall y yo tenemos hambre!-dijo Harry, aporreando la
puerta desde el otro lado.
Me separé de Louis y volví a poner las piernas en el suelo.
Él fue a decir algo, pero yo me llevé un dedo a los labios
indicándole que guardara silencio y no dijera nada de esto.
De momento, esto era un secreto.
Abrí la puerta y salí al pasillo, donde Harry esperaba de
brazos cruzados.
-¿Y bien?-preguntó.
-Ya lo hemos arreglado, ¿verdad, Lou?
-Claro.
-¡Perfecto! Me alegro por vosotros, pero sigo queriendo mi
cena. ¿Qué, Cris? ¿Qué nos vas a hacer de cenar hoy?
-¿Qué? ¿Yo?
-Claro, ¿quién si no?
-Oh, no, Harry… Tengo que irme.
-Pero, ¿por qué?
-Es que… Antes le grité a Bego y me siento muy mal. Si no la
llamo ahora, me sentiré peor.
-Nosotros tenemos un teléfono, ¿sabes? O si no toma, mi
móvil-dijo, pasándomelo.
Dios, este chico era persistente, desde luego.
-Es que no me sé el número de memoria.
-Vaya por Dios. Bueno… Está bien. Por hoy, te libras.
Bajé a despedirme de Niall y, tras intercambiar una última
mirada con Louis, volví a casa.
¿Por qué, aunque me sentía bien, genial, con ganas de
saltar, gritar y cantar, me sentía como si me faltara algo? ¿Por qué, por qué,
por qué, por qué, por qué?
Tenía que hablar con alguien y contárselo.
Rápidamente, llamé a Bego pero me saltó el contestador.
Una, dos, diez veces… Y nada. Siempre el contestador.
¿Y ahora con quién hablaba yo?
Sí, había conseguido lo que quería… Louis ya no estaba con
Amber, y nos habíamos besado, pero… ¿Por qué no me sentía completa? ¡Maldita yo
fuera!
¿Mis padres? ¡No! Por nada del mundo les contaría yo algo
así.
Seguro que me daban la tan famosa charla sobre sex… Mejor no
pensarlo. Conociéndoles, seguro que era así. Puff.
¿Rebe, Megan o Candy? Imposible.
Estaban en Madrid y, aunque las enviase un correo, tardarían
en contestar y yo necesita hablar con alguien ahora.
Eso solo me dejaba con Liam, Zayn, Niall y Harry. Pero yo no
podía contarles eso… No, no podía. Me moriría de la vergüenza.
Solo quedaba… yo misma. Pero no tenía sentido hablar conmigo
misma de esto, porque si no tenía las respuestas, yo misma no me las iba a dar…
Le di vueltas a esto durante toda la noche y, contra más lo
pensaba, más desconcertada me sentía. Me sentía fatal, cuando debería sentirme
radiante. ¿Por qué narices era yo tan rara?
Finalmente, me puse la grabación de Niall para dormirme.
Aquella frase estaba dando para mucho.
Al día siguiente, estaba que me subía por las paredes.
Y no literalmente.
-¡Cris!-dijo mi padre, tirándome un cojín que me impactó en
la cabeza-¡Bájate de las paredes que las pintamos hace nada!
-Arg, vale…-dije, levantándome del suelo.
-Pero… ¿Se puede saber qué te pasa?
-¿A mí?-dije, inocentemente.
-¡No, al Papa! ¡Pues claro! ¿Se puede saber por qué estás
corriendo en círculos en medio del salón? ¡No veo la tele!
-Pues corro en círculos por no llorar, pá.
-Se dice “me río por no llorar”.
-Papá… Tú no entiendes al Bieber. No lo intentes.
-¿Bieber? ¡Ah! ¿Él es la razón de que corras en círculos?
Pero, ¿es que ese niño es tonto?
-¡Papá! ¿Cómo osas…? ¡Has muerto para mí!
Más tarde, mientras mis padres salían de casa…
-¡Adiós, adiós! ¡Y no volváis!-dije, dando un portazo.
¡Al fin, sola en casa! Ahora solo tenía que esperar a que
viniera Niall.
Mientras le esperaba, corrí de nuevo en círculos,
aprovechando que mi padre no estaba.
Correr me mantenía la cabeza ocupada y no pensaba en Louis y
en… Bueno, en eso.
No se hizo mucho de esperar.
Oí el timbre.
-¡Voy!
Fui corriendo y abrí la puerta.
Un Niall con una camiseta azul oscura, unos vaqueros y unas
Supra esperaba fuera.
Salté sobre él y le abracé.
-¡Niall!
-¡Eh!-dijo él, sonriendo-¿A qué se debe este entusiasmo?
-A que estoy entusiasmada.
-Tiene sentido. ¿Y puedo preguntar el por qué?
Porque
estás aquí. Conmigo.
-Porque al fin voy a aprender irlandés. ¡Un sueño hecho
realidad!-dije, mientras le miraba con estrellitas en los ojos (o, al menos,
esperaba que me saliesen. En las series de dibujos, molan cantidad).
Él río.
Le hice entrar y subimos a mi cuarto.
-¿No hay nadie en casa?-preguntó.
-No, han muerto para mí.
-¿Y eso?
-Mi papá se metió con Justin Bieber.
Niall gritó.
-¿Qué te gusta Bieber?
-Sí…¿Por?-dije, con miedo.
-¡A mí también!
Nos pusimos a gritar, a saltar y a fangilear.
-Bueno… Pasado este momento…
-Sí… Mira, te he traído esto-dijo, tendiéndome un libro.
Miré la portada.
Era un diccionario inglés-irlandés.
-No pude conseguirlo en español, pero supongo que te
apañarás con él.
-Me será muy útil para mis clases, sin duda, profe.
Él río.
Entró a mi cuarto y se quedó mirando las estanterías, los
cuadros de paisajes… Y una foto que tenía pegada en la pared de Justin y yo
(obvio, la hice con photoshop).
Yo me senté en mi escritorio, donde antes había llevado otra
silla para él.
Al rato, se sentó a mi lado.
-Bien-dije, nerviosa-¿Por dónde empezamos?
-Lo primero, necesitas algo donde escribir y algo que
escriba.
-Hum… Tiene sentido.
Primero me estuvo enseñando un vocabulario fácil y
practicamos la pronunciación. Se reía mucho con mi pronunciación, porque decía
que mi acento no llegaba a ser del todo grave y era como si, en español,
habláramos con una pinza en la nariz.
-¡Qué no te rías!-dije, pegándole un puñetazo, sin fuerza,
en el hombro.
Eso me recordó a Harry, al único al que pegaba de esa
manera.
Ahora
Harry no está aquí y, aunque lo estuviera, daría igual. Olvídate de él.
Bastante rato después, me abandonó a mi suerte en el
escritorio para irse a tumbar a la cama, mientras yo me debatía con unas frases
en irlandés, las cuales tenía que analizar sintácticamente. (Cosa que odiaba en
español, no os digo ya en otro idioma…)
Niall canturreaba, tumbado en mi cama, con las manos en la
nuca, mirando el techo.
Como haciendo las frases me aburría, estuvimos hablando
mientras tanto.
Charlamos sobre todo.
El mundo, yo, él, Justin, el mundo, Justin, yo, el mundo
capitalista, él, el séptimo estado y el karma, Justin, el mundo, yo, él, Justin…
Aunque hacía las frases y hablaba con Niall, no se me iba de
la cabeza lo de Louis. Y, encima, sentía como una especia de tensión que
revoloteaba por el aire… Como si hubiera algo que quisiera hacer, algo que
supiera que quería hacer, pero que no hacía y que me atormentaba, rondándome
por la cabeza y molestándome…
Finalmente, me acabé rayando y me atasqué en una frase.
Niall me oyó resoplar.
-¿Qué te pasa?
-Que no soy capaz de pasar de aquí… Me he quedado atascada.
-Espera, que voy y así, de paso, te corrijo las demás.
Se sentó a mi lado y le tendí la hoja para que me la corrigiera.
-Niall…
-¿Hum?
-¿Has cogido esas frases por algún motivo en especial?
-No, son proverbios irlandeses, ¿por qué?
-No entiendo entonces, la de “Solo un tonto preferiría la
comida antes que una mujer”, ¿me la explicas?
Niall río bastante.
-Ay, Cris…
-¿Qué? ¿Qué me he perdido?
-Nada, nada… Es solo que no sabes leer entre líneas.
-¿Qué líneas? Si las palabras están en línea recta…
Esta vez reímos los dos.
-Todas están bien. Eres bastante buena.
-¿Acaso lo dudabas?
Sonrió.
-No, por supuesto. Bueno, vamos a por la que no sabes.
-Vale.
Acerqué mi silla a la suya y ambos nos inclinamos sobre el
folio.
Pero nos inclinamos demasiado y nuestros rostros quedaron
muy cerca.
-¿Ves? Has
puesto que d'fhéadfadh es el sujeto cuando en realidad es el verbo…
-Ah, ya
entiendo. Entonces es… Sonríe, puede que me enamore de tu sonrisa. ¡Claro,
ahora sí me sale! Aw, es un proverbio muy bonito.
-He de
decir que no es un proverbio. Esa frase la he puesto yo.
Volví la
cabeza, que había tenido clavada en el papel y miré a Niall.
Como nos
habíamos inclinado tanto, estaba solo a unos centímetros de mí.
Su olor a
vainilla me embriagaba.
Y, entonces…
Perdí el control de mí misma e hice lo que mi mente me decía que hiciera,
cuando mi corazón me pedía otra cosa.
Los dos nos
inclinamos, a la vez, para acortar la distancia que nos separaba y nos besamos.
Le pasé los
brazos por el cuello y le atraje hacia mí.
Me encantaba.
Me encantaba todo de él.
Su manera
de ser, cómo me trataba, su pelo, sus ojos, su olor… Él.
Este beso
era diferente al de Louis… En aquel, una pasión desorbitada se apoderó de mí,
mientras sentía mariposas en el estómago, aquí me sentía más tranquila, pero
una sensación de calor subía desde la punta de los dedos de los pies hasta
donde me nacía el cabello.
Entonces,
una imagen de Harry apareció en mi mente.
¡No, no! ¿Por qué? ¿Por qué ahora?
¿Por qué él?
Cuando besé
a Louis me acordé de Niall y ahora que le estaba besando, ¿por qué me acordaba
de Harry? ¿Qué quieres, mundo? ¿Por qué me odias?
Nos
levantamos de las sillas y le pasé las piernas por la cintura, mientras
continuaba con mi agarre con los brazos por el cuello.
Me dejé
caer sobre la cama, no sin antes agarrarle de la camiseta y dejar que cayera
sobre mí.
Le besé de
nuevo, mientras intentaba sacar de mi mente la imagen de Harry, que no quería
salir. Era como si se hubiere encadenado en mi mente.
¡Fuera, vete! ¡Déjame en paz! ¿Es
que ni siquiera vas a dejarme vivir, ni en mi propia imaginación, mente o lo
que sea? ¡No te quiero aquí (ni a ti), vete, olvídame!
Mis manos
ya se habían metido por debajo de la camiseta de Niall y jugaban a subir y
bajar el contorno de su espalda.
Harry
seguía en mi mente, sonriendo pícaramente, como solo él sabía, negándose a
abandonar mi cabeza. Eso me hizo acordarme de una canción de Mohombi, In your Heard,
que se la había copiado un poco a The Cranberries, pero bueno…
Who´s in
your heard? In your heard? Harry Styles, Harry Styles, Harry Styles, eh, eh, eh.
Who´s in your heard, In you heard? Harry Styles, Harry Styles, Harry Styles,
eh, eh, eh.
Entonces,
llamaron al timbre.
Niall y yo
nos miramos como si hubiésemos despertado de un sueño, como si nos hubieran
traído de golpe a la realidad.
El timbre
volvió a sonar. Y otra vez, y otra, y otra… Con insistencia.
Niall se
levantó de encima de mí para que pudiera ir a abrir.
Corrí
escaleras abajo, no sin antes colocarme un poco la camiseta, que tenía
descolocada.
Ayer besé a
Louis, hoy besé a Niall… ¿Quién será el siguiente? ¿Harry, Liam, Zayn a
Rascacielos? Me empezaba a sentir… Una guarra. Una Amber, vamos. Ya tenía la A,
de Amber. Me faltaban la m, la b, la e y la r y, entonces, sería una completa
Amber, como ella.
Antes de
abrir la puerta, cuyo timbre volvía a sonar, me miré en el espejo del hall.
La ropa
estaba un poco arrugada y tenía los pelos hechos un desastre, pero bueno, podía
decir que me había tirado de los pelos desesperándome por las frases… Pero para
el sonrojado de las mejillas… Para eso no tenía excusa.
Abrí la
puerta y no pude evitar ahogar una exclamación al ver a Harry en la puerta.
-¿Harry?
Era
curioso.
Pensabas en
él y, de repente, aparecía en tu puerta. ¡Qué oportuno era!
Quizá
debiera hacer lo mismo con otros chicos. Como con Justin, para empezar.
-Yo mismo.
¿Qué? ¿Sorprendida de verme aquí? No todas las chicas pueden presumir de tener
en su felpudo a un tipo como yo.
-Ya… ¿Qué
haces aquí? ¿No tienes millones de chicas a las que llamar?¿Qué haces perdiendo
el tiempo en mi puerta?
-Es que me
aburría en casa y me dije, “Eh, voy a ver qué tal le va a Cris con el irlandés…”
Así que aquí estoy.
-¿Es que no
había nadie en casa que te aguantara?
-Sí… Zayn
se ha dormido la siesta, Liam está haciendo una TC y Louis, desde ayer, está
muy raro… ¿Se puede saber qué le hiciste ayer, eh? Desde entonces, no es el
mismo. Le hablas y no se entera. Está como… Embobado…
-Es que
ayer hice como en Men in black. Le borré la memoria para que olvidara a Amber.
Y ahora que mi oscuro secreto ha sido revelado, ¿quieres algo más?
-Sí, ¿puedo
pasar? Venga. Que tú has visto mi casa por dentro, pero yo la tuya no…-dijo,
poniéndome ojitos.
Suspiré.
Si esto me
hubiera pasado en España, esos ojitos no me hubieran afectado en absoluto, pero
ahora estaba en Londres, y me había vuelto una debilucha.
-Pasa,
anda.
-¡Bien!
Subimos los
dos a mi cuarto, donde Niall estaba sentando en el escritorio, de nuevo.
¿Qué
hubiera pasado si Harry no llega a llamar a la puerta?
-¡Eh,
Niall!-dijo este.
-Eh, Harry,
¿cómo tú por aquí?
Le contó lo
mismo que a mí.
-Pero
vamos, que no quiero molestar, así que vosotros seguir a lo vuestro-dijo,
tumbándose en mi cama.
Lo
intentamos, pero ni Niall ni yo éramos capaz de concentrarnos de nuevo.
Yo estaba
pensando en lo que acababa de pasar y supongo que él también, aunque yo le sumaba
que me sentía algo mal por Louis, porque sentía como si le hubiera traicionado
y luego estaba Harry, cuya presencia me ponía muy nerviosa.
Aunque
ninguno de los tres decía nada, flotaba en el ambiente una tensión que
podríamos haber cortado con un cuchillo de haber querido. ¿Por qué? No lo
sabía, pero la sentía. Igual que sabía que mis dos amigos también la sentían.
En ese
momento, oí cerrarse la puerta de casa.
Perfecto.
Mis padres.
Estaba yo como para aguantarles.
Mi madre
subió arriba, buscándome.
-Cris, que
sepas que…-enmudeció al ver a mis dos acompañantes.
-¡Vaya,
Cris! No me habías dicho que tenías una hermana-dijo Harry.
-Quizá no
te lo dije porque es mi madre-dije, con fastidio.
Mi madre
rió como una estúpida colegiala y yo puse los ojos en blanco.
-Mamá, te
presento a Harry-dije, señalando hacia mi cama-y a Niall, mi profesor
particular de irlandés.
Mi madre se
mostró muy sorprendida al ver que estaba estudiando.
Bueno, al menos es lo que estaba
haciendo antes… Me distraje y Dios sabe qué hubiera pasado si “alguien” no
hubiese intervenido…
Subió mi
padre también, a ver qué leches pasaba y al final acabaron hablando todos.
Mi madre se
sentó en la cama al lado de Harry, estuvieron hablando un rato y después este
le dejó tocarle los rizos. Papá y Niall discutían acerca de la economía
mundial, del rescate de Grecia e Irlanda y un posible rescate de España, por
mucho que dijera el presidente de allí que no les hacía falta.
Yo me
estaba agobiando.
Llevaba por
dentro demasiadas dudas no resueltas, que no habían hecho más que agravarse con
lo que había pasado hacía nada y aquí estaban mis padres, hablando como si nada
con Niall y Harry…
Oí que mi
madre decía que aún no conocía al grupo completo.
-¡Oh!
Podría llamarlos, si quiere, y decirles que vengan-dijo Harry.
Yo le
taladré con la mirada.
-¡Eso sería
maravilloso! Y, si no tenéis nada que hacer, ningún compromiso ni nada…
Podríais quedaros a cenar.-dijo mi madre.
Yo estuve a
punto de querer ahogarme con mis propias manos.
-¡Claro! Un
momento, los llamaré.
Estaba
perdida.
Más tarde,
sentada en la mesa de la cocina…
Harry y
mamá traían las cosas de la cocina, que ellos mismos habían hecho. Papá les
miraba como diciendo “¡Al fin me has remplazado por un hombre más joven!”. Me
imaginé, por un momento, a Harry como mi padrastro y un escalofrío me recorrió
entera. Qué horror.
Estaba
sentada entre Niall y Zayn, Louis, Harry y mamá estaban enfrente y papá y Liam
presidían la mesa. Había sido mamá quien había dictado los sitios.
Yo miraba
el plato sin ganas.
Aquella
situación era muy incómoda para mí y yo cesaba de hacer pucheritos, poniendo el
labio inferior sobre el superior, cosa que hacía reír a Zayn.
Louis me
miraba con ojos tristes, como diciéndome que por qué no le había hecho caso
hoy. No lo sé. Verdaderamente, no lo sabía. No era capaz de hablarle, aunque
quería. Y mucho.
Él no sabía
cuánto yo le quería.
Y le había
traicionado. Al menos, así me sentía. Y le traicionaba cada vez que pensaba en
Harry de la manera en que lo hacía.
Mientras
Louis me miraba sin comprender, Niall lo hacía tímidamente, sabedor de lo que
había ocurrido entre nosotros… Y de lo que podría haber ocurrido si Harry no
llega a meter sus rizos por medio. Estaba un poco avergonzada por eso, porque
había dado una cara de mí que no era la verdadera. Algo había pasado en mi
cuarto entre él y yo que no fue normal.
Y, bueno,
Harry… Me miraba con su típica sonrisa pícara, pero esta vez mucho más descarada,
como, bueno… Podéis haceros una idea.
-¿Me
disculpáis? Gracias-dije, sin esperar respuesta, levantándome de la mesa y
yendo al porche, donde habían puesto uno de esos bancos que colgaban del techo
y te podías balancear.
Llevaba un
rato sentada, pensando, cuando la puerta se abrió y Louis se sentó a mi lado.
Sé que no
me lo merecía, pero apoyé la cabeza en su hombro y permití que me abrazara.
Las mariposas
de mi estómago, dormidas desde hace un día, despertaron con su habitual
intensidad.
Tenía que
decírselo.
Tenía que
decirle lo que había pasado con Niall.
-Lou…-dije,
intentando elegir las palabras adecuadas.
Pero, al
mirarle a los ojos, supe que no tenía que hablar.
Hice caso a
mi corazón y le besé.
No me
importaba que pudieran salir mis padres y verme, ni Niall, ni Harry, ni ninguno
de los chicos, ni siquiera Amber.
En aquellos
momentos no me importaba nada.
Nada, salvo
él.
Pero, sin
embargo, en mi mente, continuaba sonando una canción, harto conocida de ahora
en adelante, por mí.
Who´s in
your head? In your head? Harry Styles, Harry Styles, Harry Styles, eh,eh, eh.
Cuando la
puerta de casa se abrió, nos separamos.
-Vas
happening?
-Eh, Zayn.
Zayn nos
saludó mientras se sentaba en las escaleras delanteras de la casa y se encendía
un cigarrillo.
Acto
seguido, salió Harry.
-Eh.-dijo.
-Tú-le
dije-¿Qué te traes con mi madre? ¡Aléjate de ella!
Él río.
-Tranquila,
mujer. Tan solo intentaba ser amable.
-Como me
entere de que le has pedido su teléfono, te juro que no sé qué te hago.
-¡Cuánta
violencia!-se burló.
Entonces,
oímos a una chica gritar.
-¡Pepa!
¡Pepa! ¡Estate quieta, jolines!
Un perro
enorme, con el pelo marrón claro, casi blanco, un golden retriever, a juzgar
por mi criterio corría de aquí para allá, perseguido por…
-¿Bego?-dije
extrañada.
En efecto,
ella era la que corría detrás del perro.
¡Así que
aún seguía viva, después de todo!
-¡Bego!-dije,
corriendo tras ella.
Fue raro.
Ella corría
tras Pepa y yo corría tras ella.
Al final,
conseguí darle alcance (normal, habíamos estado corriendo en círculos).
-¡Cris!-dijo,
al reconocerme.
-¡Bego!
¿Qué te pasaba que no me contestabas al teléfono?
-Lo siento,
vi tus llamadas y quise responderlas, pero consideré que ya era tarde. Estando
en el centro comercial, me dio una bajada de tensión, pero ahora ya estoy bien.
-¡Dios,
menos mal! Pero, ¿qué haces persiguiendo un perro a estas horas de la noche?
-¡Ah! Esta
es Pepa, mi perra.-dijo, señalando un trozo de suelo.
-Más bien “era”,
porque ahí no está…
-¡Diablos,
ya ha vuelto a irse la muy…!
-No mira,
está allí-dije, señalando el porche de mi casa.
Pepa perseguía
a Harry, que corría con los brazos en alto y todos se reían de él.
-¿Qué hacen
todos en tu casa?-me preguntó, con curiosidad.
-Cena
familiar-dije, encogiéndome de hombros.-¿Sabes? Hay demasiadas cosas que tengo que
contarte. ¿Crees que podrías quedarte a dormir en mi casa? ¡Fiesta de pijamas!
-¿Qué? ¿En
serio? ¿Y me contarás tus secretos más oscuros?
-Bueno… Si
los tengo, puede…
Reímos.
-Está bien.
Cuando vaya a dejar a Pepa, cogeré las cosas.
-Bien, pero
vamos con ellos antes de que Pepa se meriende a Harry.
-Cierto.
Fuimos a mi
porche, donde todos saludaron a Bego.
-Que,
Harry-dije-¿No le pides a ella el número también?-dije, agachándome para
acariciar al perro-Pepa solo quiere tu número, ¿verdad, bonita?
-¡Guau!
Todos nos
reímos de Harry.
-Yo es que
soy más de gatos.-dijo.
-Oh, lo
siento, Pepa. Creo que acaba de decirte que no eres su tipo.
Pasamos un
rato agradable, mientras Niall intentaba enseñarle trucos a Pepa (aunque, según
Zayn, era Pepa quien le enseñaba trucos a Niall), Liam se dormía sobre el
hombro de Zayn, Harry hacía bromas sobre todo y Louis volvía a mirarme con cara
de “Vale, ahora nos hemos vuelto a besar, pero…” Tenía que decirle que le
quería. Tenía que hacerlo, porque era cierto.
Pero tenía miedo,
que, cuando fuera a decírselo, mis labios pronunciaran otra cosa, algo así como
Who´s in your head? In your head? Harry Styles, Harry Styles, Harry
Styles, eh, eh, eh.
Pues queridas lectoras, aquí otro capítulo. ¿Qué? ¿Lioso? ¡JÁ! Louis-Niall-Harry. El triángulo de las bermúdas (?) Ocno. Bueno, quería aprovechar para decir a las que me habéis preguntando por Gotta be you, deciros que sí, que la voy a seguir, solo que sufrí una crisis de ideas, pero que volver, volverá. No os preocupéis. También decir que tuve una idea para otra nueva novela y que, si alguien quiere y se ofrece voluntaria, puede escribir conmigo la novela de los vampiros, ya que todas las compañeras que tengo para esta novela, me abandonan en terribles circunstancias. ¿Interesadas? Hablar con mi manager. (Que vengo siendo yo misma, vamos).