viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo 40


-Buenos días, gatita.
Sonreí mientras luchaba por abrir los ojos al escuchar una voz harto conocida por mí, lenta y ronca, en mi oreja.
-Miau-dije, dándome la vuelta, ya que le estaba dando la espalda.
Él sonreía, algo despeinado.
Apoyé la cabeza en su hombro para después introducirla en ese hueco que había entre su cuello y la almohada, uno de mis lugares favoritos para dormir.
Después, le rodeé con mis brazos, atrayéndolo hacia mí, para sentirlo cerca, aunque pegado a mí ya estaba.
-Eh-dijo, contra mi mejilla-Te vas a quedar dormida otra vez.
-Me pasaría una semana entera metida en la cama contigo.
-¿Haciendo qué?
-Jugar al rugby, ¿tú qué crees?
Rió, con aquella risa tan natural que le salía siempre que hablaba conmigo.
Insistió en que me levantara, pero yo estaba muy agusto tal y como estaba y al final recurrió a las cosquillas para levantarme.
Él sabía que yo las odiaba y se lo pasaba en grande haciéndome de rabiar.
Nos vestimos y bajamos a desayunar.
-¿Tienes algún plan para hoy?-dije, tomándome el café.
-Lo tenía, pero sé que tú no eres mucho de museos.
-El Louvre, ¿verdad?
-¿Por qué me lees la mente?
Me reí.
-Podemos ir, si quieres. Quiero ver la Gioconda.
-Así tu madre no podrá decirme que no aprendes conmigo. Esto es un viaje cultural.
-Por supuesto.
De nuevo, como el día anterior, me tocó a mí sacar los billetes y encargarme de todo lo demás.
-Me preocupo por tu francés, eso es todo.
-Claro, claro, Harry. Yo te creo.
Una vez en el museo, después de ver varios cuadros y demás, no todo salió como esperábamos.
La gente se empezó a dar cuenta de quién era y empezaron a sacarle fotos.
Al principio sólo eran unas cuántas fotos y sólo unas pocas personas se acercaban, pero todo fue aumentando y al final la gente se olvidó de los cuadros expuestos y volcó toda su atención en él.
Y yo empecé a temer por su vida.
-Vámonos antes de que te maten, en serio. Ya hemos visto bastante.-le dije.
Él aceptó y nos costó bastante salir de ahí, con toda la gente que había.
Una vez fuera, a mí me entró la risa.
-¿Qué te pasa?
-Es que es la primera vez que tengo que huir de un sitio público por alteración del orden.
Se rió con eso.
-Bueno, cada vez que venimos a Francia, algo nos acaba pasando...
-¿En serio?-pregunté mientras caminábamos.
Ya que no pudimos terminar de ver el museo, al menos daríamos una vuelta por la zona.
-Sí, la última vez que estuvimos, nos atacaron un grupo de chicas por la calle. Nos tiraron del pelo, Liam perdió un zapato, Niall se agobió tanto que estaba al borde de las lágrimas, a mí me arañaron...
-Ah, pero eso ahora conmigo no pasaría. Me pongo a repartir ostias y me quedo sola.
-Ya lo he visto ahí dentro, eh.-dijo, sarcastícamente.
Le pegué un puñetazo en el brazo.
-Au-dijo, frotándose con la mano donde le golpeé.-Ha dolido.
-¿De verdad? Ay lo siento-dije.
Y fui corriendo a darle un beso en el brazo, tratando de arregrarlo.
-Hacía demasiado que no te pegaba, se me olvidó cuánta fuerza tenía que hacer.
-Esto me ha recordado muchos buenos tiempos.
-¿Ah, si? ¿Quieres volver a recordarlos?-dije, enseñándole el puño.
-No, mejor no.
Me reí.
Dimos una gran vuelta por aquel sitio que no conocíamos y después comimos.
Por aquel barrio nos paró más gente para echarse fotos con Harry.
Hubo un suceso que es digno de mención.
Paseábamos tranquilamente cuando dos francesas (sabía que eran francesas por el idioma incomprensible en el que nos hablaron) nos abordaron (bueno, más bien abordaron a Harry a mí me dieron de lado).
Me aparté para que pudieran disfrutar de su ídolo tranquilas (aunque sin pasarse, eh) cuando una de ellas se me acercó y me habló.
Asentí con la cabeza porque no la entendía (quién sabe lo que me estaría diciendo, quizá que si le daba permiso para casarse con Harry, Dios sabe) y ella me tiró su cámara encima y tuve que hacer equilibrios para que no se me cayera al suelo.
Creo que en ese justo momento entendí lo que quería. Lo que casi todas. Fotos.
No me molestaba hacer fotos, pero no me hacía mucha gracia tener que hacer fotos de mi novio al que dos chicas le daban besitos en las mejillas. Sabía que esto era parte del trabajo de Harry, pero aún así, comprendedme. Aparte de famoso y cantante, era mi novio. El amor no entiende de profesiones ni de compromisos con fans.
Después de como casi diez minutos echando fotos (tengo que confesar algo. Algunas fotos puse los dedos aposta y, alguna incluso, llegué a desenfocarla y a cortales "sin querer" la cabeza) la francesa número uno, es decir, la que me dio la cámara, me la quitó sin miramientos ni un mísero "gracias" en su idioma (que daba igual que no lo fuera a entender, el caso es ser educada y amable), ella y francesa número dos sacaron unnos papeles que Harry firmó y se fueron.
Harry las despidió con la mano hasta que se perdieron de vista (gracias a Dios).
-¿Qué? ¿Besan bien las francesas no? Al menos, de eso tienen fama.
Harry se rió.
Sabía que yo estaba algo molesta.
-No lo sé, no han llegado a besarme, creo que me quedaré con esa duda para siempre.
-Mm, vale, no importa, olvidémoslo.
Echamos a andar de nuevo.
-Ah, Harry, espera. Hazte así-dije, acariciando mis mejillas con las manos.
-¿Así?-dijo él, imitándome-¿Para qué?
-Para limpiarte las babas de esas dos.
Se rió.
-Como eres, de verdad.
-Nah, es que no me gustan las babas ajenas, eso es todo.
Seguimos con nuestro paseo y, de nuevo (parecía que salían de debajo de las piedras) un grupito de chicas, esta vez inglesas (o quizá australianas por su acento, ¿qué sé yo?) le rodearon.
Yo me alejé rápidamente para que no me encargaran de nuevo la estúpida misión que no quería llevar a cabo de ser la fotógrafa y me encontré mirándome en un escaparate.
Era una simple tienda de ropa y, de repente, mis ojos se posaron en un cartel que había pegado justo al lado, en una pared.
La sorpresa me golpeó de repente, ya que reconocí a la chica del cartel.
Allison.
¡Maldita fuera! ¡Me iba de Londres un par de días y ella me seguía hasta Paris!
Salía muy mona (como siempre había sido, para rabia mía) y yo decidí ponerla más mona aún.
Busqué en mi bolso un bolígrafo, ya que siempre llevaba y encontré uno negro que me vino perfecto para mis fines.
Me puse a hacerle unos arreglos a Ally (como eran ponerle unas gafas, unos pelillos no depilados, bigote, un parche pirata ya que las gafas le quedaban bien, le quité unos dientes, me dibujé a mí atrás disparándola con una metralleta...).
En esto estaba cuando Harry se acercó.
-¿Qué haces, Cris?
-Mi propia versión de la Gioconda.
Entonces salió un señor barrigudo de la tienda, calvo y con bigote y se puso a hablar en un francés cabreado.
Harry y yo tuvimos que echar a correr para que no nos alcanzara con su furia por haber destrozado el cartel (aunque en mi opinión, yo lo había mejorado).
Tras la carrera que nos metimos, llegamos a un centro comercial y Harry insistió en entrar.
Yo me dejé arrastrar.
-Deberíamos mirar algo que podamos llevar a los chicos-dijo.
-Oh, pues busquemos.
Nos volvíamos al día siguiente por la tarde noche, tal y como habíamos venido. No habíamos pasado muchos dáis aquí pero, como Harry dijo, no fue porque él no quisiera pasar más días a solas conmigo, sino porque sabía que yo no aguantaría tantos días separada de nuestros amigos.
-Marta-
-Simplemente, Bego, no me lo puedo creer.
-¡Pues créetelo! Verás, él cerró la puerta con el pie y entonces me tiró sobre la cam...
-¡Pero no me hacen falta todos los detalles!
Las dos nos reímos.
-Al menos, no sin que esté Cris. Quiero ver su cara cuando lo escuche. ¿Y Lou te dijo que fue muy especial?
-Sí, dijo que no se lo esperaba. Quiero decir, que no vino a casa pensando en eso, sino que surgió y... Bueno, sí, fue especial. Detalles mañana, cuando vuelvan. ¿Sigue en pie lo de la fiesta?
-¡Por supuesto! Cualquiera dice que no, con lo nervioso que está Niall. Ya le conoces, él es tan feliz con esas cosas...
-Sí, o porque Cris vuelve. Una de dos.
-O ambas cosas, también. Bueno, tengo que dejarte. Liam está al caer.
-Valeeeeeee. Mañana hablamos entonces. No hagáis nada que yo no haría ¿eh?
-Bego, no hay nada que tú no harías.
-Pues por eso, ah. Bueno, adiós.
La colgué y sonreí mientras miraba el reloj.
Estaba algo nerviosa.
Bajé las escaleras con cuidado de no matarme con los tacones y me miré al espejo del hall.
¿Estaba bien el vestido? Sí, todo estaba perfecto.
Mis padres no estaban, habían tenido que volver a Canadá por asuntos referentes a a la venta de la antigua casa y Jey se había ido con Amber y seguramente no volvería hasta mañana. Imagínaos.
No me caía bien esa niña, de nunca.
Quizá Cris hubiera olvidado todo lo que había pasado con ella y lo que ella le hizo, pero Amber no estaba saliendo con su hermano y no tenía que aguantarla en su casa cada dos por tres.
Llamaron al timbre.
Me arreglé el pelo y me alisé una arruga del vestido antes de abrir.
Liam estaba en la puerta, con una sonrisa y una rosa, que me tendió nada más abrir la puerta.
La cogí, le di las gracias y, antes de que pudiera decir nada más, depositó un beso en mis labios.
Cenamos tranquilos, degustando lo que había podido preparar con ayuda de un libro de cocina de mamá.
Después él me ayudó a quitar la mesa y, cuando volvíamos al salón, me tomó, con un brazo por la cintura y el otro agarró mi mano. Después, empezamos a danzar por todo el salón, al ritmo de una canción que el tarareaba.
Yo reía y reía y, de pronto, él me besó.
Beso que duró más de lo esperado.
Este beso era diferente.En él se mezlcaba amor,dulzura y pasión.
Quería más. Necesitaba más, y no sólo del beso,sino de Liam.
Me cogió en brazos llevándome a la cama.
Él se puso encima de mí agarrandome del cuello para volver a besarme.Pasó de darme besos en los labios a darme suaves besos en el cuello,hasta llegar a mis oídos y susurrarme:" te quiero".
Me volvió a besar en los labios.
Me ardía la garganta.Sentía mariposas en el estómago.
Empecé a deshacerme de mi vestido.
Liam me ayudó a bajar la cremallera para luego tirar suavamente del vestido y conseguir quitarmelo.Pasó unos besos en mi vientre.
Reí.
-Me haces cosquillas,Liam.
Sonrió y dejó de besar mi vientre para ir directo a mi boca.
Nuestras lenguas se entrelazaban entre sí.
Eran besos lentos.No eran besos exitados.Tal vez si lo fueran,pero él hacía que esos besos fueran especiales.
Le quité la camisa azul que llevaba,desabrochando cada uno de los botones.Puse mis manos en su abdomen.
Sentía como ardía su piel.
Juntó su cuerpo con el mío y sentí aún más el calor.Escondí mis manos en su espalda mientras que él revolvía mi pelo,sin dejar de besarme.
Cada vez las mariposas de mi estómago se hacían más grandes.Con cada beso que me daba sentía como esas mariposas revoloteaban por todo mi cuerpo.
Besó mi cuello,bajó más hasta llegar a mi pecho,pasó por él y se quedó en mi vientre.Lo besó sabiendo que me haría cosquillas.
Bajé la cremallera de sus pantalones y desabroché el botón de estos.Él volvió a besar mis labios.Bajé sus pantalones,que,con ayuda de él, los dejé caer.
Liam me atrapó junto a él haciendo que arqueára la espalda.Aprovechó para meter sus manos en el hueco de ésta para así buscar el enganche del sujetador y poder quitarmelo.Dejó caer un tirante por mi hombro derecho y luego por el izquierdo, hasta que consiguió deshacerce de la prenda.
Juntamos nuestros cuerpos.Sentía el calor de su piel.
Sabía que él quería lo mismo que yo.Solo teníamos que deshacernos de dos telas,y en el momento que lo hiciéramos podíamos conseguir lo que queríamos.Decidi dar yo el paso y quité con cuidado sus boxers. 
Nestra respiración era cada vez más agitada.Los besos pasaron de ser lentos a ser rápidos.Cada beso me quemaba por dentro.Lo necesitaba.
Liam decidió quitar la última prenda. 
Me agarró de las caderas y mordió mi labio inferior.Lo cogí fuertemente de la espalda llegandolo a arañar dandole a entender que lo hiciera.Por el rostro que tenía podía suponer que no estaba seguro de mi palabra, así que emití un "hazlo" para asegurarlo.
Él hizo caso y acto seguido se introdució dentro de mí.Sentía como su cuerpo y el mío ardían.Las mariposas que revoloteaban se convirtieron en fuegos artificiales,haciendo que cada beso estallara en una gran descarga eléctrica.
-End-
-Harry, a ti nunca te ha gustado comprar ropa.
-Pero es que no me la voy a comprar yo, es para ti.
-¿Y para qué necesito que me compres un vestido? ¡Tengo muchos!
-Pero este quiero elegirlo yo y, como no tengo ni idea sobre vestidos, prefiero que te pruebes alguno y elegirlo cuando te lo vea puesto.
-No, no y más no. Ya me has traído a Paris, eso es mucho más de lo que me hubiera atrevido a pedirte. No quiero que gastes más dinero en mí.
-Gano mucho dinero. Podría gastármelo en fiestas, alcohol, drogas, ...Pero prefiero gastámerlo en lo que me gusta. En ti.
-No es cuestión de cuánto ganes, si no cuánto valgo yo.
-Vales mucho más que aquello que tienes tatuado en la espalda. Y ahora, toma, pruébatelos, yo me sentaré aquí y esperaré a que salgas y me los enseñes.
Me puso encima una cantidad considerable de vestidos, se sentó en un banco que había y me hizo un gesto para indicarme que me metiera al probador.
Suspiré, lo hice y corrí la cortina.
Conforme me iba probando vestidos iba saliendo para que él los viera y diera su aprobación.
Una vez que me estaba cambiando él metió la cabeza.
-¡Ey! ¿Qué haces?-dije, poniéndole la mano en la cabeza y empujándole fuera.
-Quiero ver.-dijo él, haciendo fuerza para meter la cabeza otra vez.
-¡Aún no me he probado otro vestido!
-Yo no quiero ver eso.
Me entró la risa y él se fue de nuevo al banco, riéndose también.
Salí y él aplaudió.
-Ese, sin duda.
Era un vestido blanco con escote palabra de honor, el cuál me dejaba la espalda la aire y era más bien corto. Bonito.
Como había dicho, él me lo regaló.
-Y ahora nos hacen falta unos zapatos.
-¿Harry? ¿Eres tú? No te reconozco.
-Sí, soy yo. A menos que me hallan cambiado por otro mientras estabas en el probador.
Reí mucho con eso.
-¿Y ahora me puedes explicar para qué necesito un vestido y unos zapatos nuevos?
-¿Es que no puedo regalarte nada de mi gusto?
-Oh, claro que sí. Pero para que me regales esto a tu gusto debes de tener una razón, si no, hubieras elegido otra cosa.
-¿Por qué me lees la mente, en serio? A veces es frustrante.
Reí.
-¿Y bien?-pregunté.
-No te lo voy a decir.
-Es otra sorpresa, como lo de Paris.
-Sí.
-Ya sabes qué opino yo de las sorpresas.
-Ya sabes qué opino yo sobre molestarte.
Rió y se llevó otro golpe en el brazo.
Me hizo probarme mil zapatos hasta que encontró unos que le gustaron. Y, de nuevo, los pagó él.
Y él llevó las bolsas.
En una mano, las bolsas, en la otra, la mía.
-¿Tienes ganas de ver a los demás?-preguntó.
-La verdad es que sí, ya lo sabes. Se hace raro no oír a Niall gritar porque tiene hambre, a Zayn no canturrear, a Miam dándose mimitos, a Lego corriendo tras Pepa...
-Sobre todo eso es muy raro no escucharlo.
Reí.
-Pero también me da pena el volver y, en ese sentido, no me apetece volver a verlos.
-¿Por qué?-preguntó, mientras yo volvía a mirar a la Torre Eiffel.
-Porque eso significará volver a la rutina. Yo volveré a la academia y, por lo que tengo entendido, tú no vas a pasar mucho tiempo en casa...
-¿Quién te ha dicho eso?
-Nadie. Niall y Zayn estaban hablando y yo escuché.¿Cuándo ibas a decirme eso?-dije, enfadada.
-Acababa de recuperarte. No quería perderte.
Le apreté la mano.
-Como si no me conocieras.
-Precisamente porque te conozco no te lo dije. Además, aún no lo sé seguro. No nos preocupemos antes de tiempo por algo que no sabemos si es verdad.
-¿No me habrás regalado el vestido y los zapatos sólo para que no me enfadara en el caso de que fuera verdad, cierto?
-¿Acaso serviría de algo? No eres así.
No le respondí y seguí con la vista en la Torre Eiffel.
-Aparte, no quiero volver porque estar aquí me hace sentirme independiente del mundo. Tú, yo y el mundo. Nada más. Eso es lo que yo entiendo por una vida feliz. Mucha gente necesita fama, dinero... Yo sólo te necesito a ti.
Él me rodeó los hombros con un brazo y me atrajo hacia él. Después, depositó un largo beso en mi mejilla.
-Ya tendremos tiempo para irnos los dos solos más veces. Te lo prometo.
De nuevo en el hotel, el botones me saludó y Harry le bufó.
-Creí que aquí quién bufaba era yo.-le dije, mirándome con sorpresa.
-He aprendido de ti.
Reí.
Subimos a la habitación.
-Voy a llamar a estos-dijo, cogiendo el teléfono.
-Vale, yo voy a bañarme.
-¿Bañarte?
-Aparte de la ducha, hay una bañera muy bonita que está pidiendo a gritos que me bañe. ¿No la oyes? ¿No? Pues yo sí.
Se rió y negó con la cabeza.
Cogí la toalla, la ropa y entré en el baño.
Llené la bañera de agua caliente mientras me desvestía y dejaba la toalla y la ropa a mano. Después, me las ingenié para llenar toda la bañera de espuma.
Contemplé el resultado.
Ahora tenía un baño como el que siempre había visto en las películas.
Me metí dentro y me relajé e, incluso, me puse a canturrear.
No mucho tiempo después, llamaron a la puerta, esta se abrió y Harry asomó la cabeza.
-¿Hay sitio para uno más?
-Mm, déjame pensar, em... Sí.
Él se rió y entró al baño.
-¿Qué te han dicho nuestros queridos amigos?
-Oh, no mucho. Ya tienen ganas de vernos.-dijo, quitándose la camiseta.
-Ah, osea que lo de unirte al baño iba en serio.
-¿Cuándo he estado yo de broma en estas cosas?-dijo, luchando contra el pantalón.
Me tapé los ojos con las manos.
-Esto es lo máximo que necesito ver por hoy.
Él rió.
-Tú te lo pierdes.
-Creo que podré vivir con eso.
Cuando noté que se metía en la bañera me destapé los ojos.
Entró perfectamente.
-Suerte que eres pequeña, que si no...
-Si no tuvieras las piernas tan largas entrarías mucho mejor, créeme.
-Claro, ahora la culpa es de mis piernas.
-Hombre, no va a ser de mi estatura.
Estuvimos metidos en la bañera largo rato, hasta que decidimos salir e ir a cenar.
-Bego-
Esta tarde ya volvían Cris y Harry.
La verdad, les habíamos echado mucho de menos, esto no era lo mismo sin sus peleas ni sus posteriores reconciliaciones.
Tenía que ir a preparar "la fiesta" a casa de los chicos, pero antes iba a venir una amiga de Nerea a casa y esta, supongo, luego se acercaría un momento para ver a Harry y a Cris. Eso, si no seguía enfadada con ellos.
Llamaron a la puerta.
Su amiga debía ser.
-¡Nerea, abre!-le grité.
-¡Abre tú que yo no puedo!
Bajé de mi cuarto y pasé por el salón para ir a abrir la puerta y la vi tirada en el sillón.
-Con que no podías, ¿eh?
-Bueno, no puedo ir si ya vas tú.-me dijo.
-Ya, claro.
Abrí la puerta y me encontré con una chica no demasiado alta y con el pelo castaño, rizado y con mechas rubias.
Detrás suya, la amiga de Nerea de la que no conseguía recordar el nombre jugaba a matarse junto con Pepa, pero, cuando vio la puerta abierta, corrió a meterse en casa.
La chica y yo nos miramos.
-Soy Sigrid, su hermana.-dijo.
-Oh, claro. Creo que alguna vez nos hemos visto a la salida del colegio, cuando he ido a por Nerea.
Ella asintió.
-Sólo he venido a acompañarla, ella no se conoce mucho la zona. No llevamos mucho tiempo aquí, pero ahora que sabe el camino, sabrá volver a casa sola.
-Vale. Una cosa, tu acento... No eres de por aquí, ¿verdad?
-No, la verdad es que no dijo-dijo sonriendo-Soy de España.
-¿De verdad? Genial. Sé de alguien que estaría encantado de conocerte. ¿Tienes que hacer algo ahora?
-Emmm...No. Creo.
-Oh, pues verás... Unos amigos míos han estado de viaje y han a volver esta tarde. Mi amiga es española y sé que le gustaría hablar con alguien que también lo fuera. ¿Quieres venir conmigo? Vamos a prepararles una fiesta.
-No...No sé. Quiero decir, no conozco a nadie.
-¡Sin problemas! Ya verás como les conoces.
-Bueno... Si no molesto...
-¡En absoluto! Vámonos.
-Bueno... Vale.
Las dos fuimos a casa de los chicos mientras hablábamos.
-¿Lista para conocer a los demás?
-Mm... Sí.
-Sin miedo, que no muerden. Bueno, menos Niall. Ese no puedo asegurártelo que no lo intente.
-¿Qué?-dijo, mirándome como si estuviera loca.
En ese momento, Liam abrió la puerta.
-Oh, hola Bego y... Oh, a ti no te conozco.
-¡Liam!-dije, abrazándole-Esta es Sigrid. Es hermana de una de las amigas de Nerea y es española así que pensé que Cris me amaría mucho más de lo que ya lo hace si se la presento.
-¿Quién dijo algo de España?-dijo Niall, apareciendo por la puerta.
Hicimos pasar a Sigrid y se la presentamos a todos, incluida a Isa, que ya estaba allí de antes.
En seguida cayó bien y se puso a ayudar con la pancarta y las demás cosas que estábamos preparando.
-¡Niall, deja a la pobre chica en paz! ¡Bego no la ha traído para que te hable español precisamente!-dijo Zayn.
-¡Pero a mí me gusta escucharla! No le hagas caso, Sigrid. Tú sigue hablando.
Sigrid se rió.
Mientras ella, Louis y Niall ayudaban a Zayn a colgar la pancarta en algún lugar del salón y Liam les indicaba, Marta me dio un golpecito.
-Luego tengo que contarte algo.
-¿Referido a qué?
Ella miró a Liam y yo entendí.
Y me eché a reír.
-Ya hemos caído todas, ah.
-Pero calla, eh.
-Soy una tumba.
-End-
-Parece que fue ayer cuando llegamos.
-Bueno, si lo piensas, podría ser...
Después de comer, paseábamos por debajo de la Torre Eiffel, despidiéndonos del paisaje.
-No quiero meterte presión ni nada por el estilo, pero quedan unas horas para marcharnos y aún no tienes la postal de Nerea.
Me llevé las manos a la cabeza.
¡La postal de Nerea! Se me había olvidado por completo, hasta que se me ocurrió una idea.
-Déjame la cámara.
Ratos después, salíamos de una tienda de revelado.
-¿Crees que le gustará?-pregunté.
-Sin duda alguna.
Pasamos lo que nos quedaba en Paris paseando de acá para allá, despidiéndonos de los buenos recuerdos que esas calles nos dejaban.
Sorprendentemente, el mismo taxista que nos trajo, nos llevó al aeropuerto.
Seguía hablando en su idioma incomprensible, pero ya poco me importaba lo que dijera.
En el avión esta vez no hubo ningún niño con matasuegras ni ningún armario empotrado. Me pasé todo el vuelo dormitando sobre Harry.
Tuvimos que ir en taxi a casa, ya que parecía ser que nadie quiso venir a recogernos.
-Se los habrá comido Pepa o Niall, qué sé yo. Sus razones habrán tenido.-dijo Harry, haciéndome reír.
Pero cuando llegamos a casa ya estábamos discutiendo por alguna cosa de las nuestras.
La paz en Paris fue bonita mientras duró.
-¡Pues yo quiero saber ya para qué compraste el vestido!
-¡Para verte guapa con él!
-¿Insinúas que no estoy guapa siempre? ¿Quién te has creído, ah?
Estábamos ya en porche.
-¿Me lo vas a decir?
-Sssssss obvio no.
-¡Oh, vamos Harry! ¡Amo tus sorpresas pero las odio!
Yo seguí gritando y él, entonces, me calló de un beso.
-Me has callado una vez, pero no podrás callarme para siempre.
-Puedo volver a hacerlo, si quieres.
-Tú ganas.
Abrió la puerta mientras me sonreía.
Los dos entramos, todo estaba a oscuras.
-Cris, haz uso de tu visión nocturna y guíame hasta el salón.
-Si esa aplicación es de los gatos, creo que a mí me inventaron sin ella.
Hubo una risas y entonces las luces se encendieron y yo grité del susto.
Bego, Isa, los chicos y una chica que no conocía saltaban en el salón gritando algo así como "¡Bienvenidos a casa!" bajo una pancarta que decía algo así como que todos amaban Carry.
Todos corrieron a abrazarnos.
-¿Qué decías de dar ostias si se necesitaba?-me dijo Harry por lo bajo y yo reí.
Mis dos amigas me abrazaron fuerte y comenzaron a hablarme muy rápido.
-Y esta, Sigrid, es la tan famosa Cris de la que te hemos hablado tanto durante la tarde-dijo Bego, mientras la chica a la que no conocía se acercaba.
-Bueno, tanto como famosa, no sé yo si podemos llamarme...
-Calla, calla. Sigrid, Cris. Cris, Sigrid. Sigrid también es española.-me informó Bego.
-¿En serio?
Corrí a abrazarla.
-¡Por fin una compatriota! Me sentía sola entre tanto inglés e irlandés.
-Yo soy medio italiana-recalcó Bego.
Estuve hablando con Sigrid un rato y me cayó bastante bien.
¡Al fin alguien con el que podía hablar español libremente! Niall estaba todo el rato pendiente de lo que decíamos. Él y Harry amaban escucharme hablar mi idioma, pero no siempre me entendían.
-¿Y Nerea?-pregunté-¿No ha venido? Mira que tengo su postal...
-Sí, ahora voy por ella-dijo Bego-Pero antes tengo que darte una mala noticia.
-¿Mala noticia? ¿Cómo de mala?
Todos se miraron entre sí, intercambiando miradas.
Harry y yo también nos miramos, ya que éramos los dos únicos allí que no teníamos ni idea de sobre qué iba el asunto.
-Bastante mala.
Nosotros en ese momento no sabíamos cómo iba a repercutir esa mala noticia en nuestras vidas.
Quizá volver de Paris no fue una buena idea.




¡Hola a todas las youngers! Tengo muchas cosas que decir. Lo primero de todo, es que, como podéis ver, he subido un nuevo capítulo, lo que quiere decir que NO, Forever Young NO ESTÁ ACABADA. Aún quedan muchos capítulos para que acabe. La culpa de no haber podido subir ha sido mía. Antes tenía mucho más tiempo y, por lo tanto, tenía tiempo tanto para pensar en la idea como para escribir el capítulo, pero ahora eso ya no es posible y, al encontrarme con menos tiempo (y cada vez más cosas por hacer) no tenía apenas tiempo (ni ganas) de pensar. Lo segundo es que siento mucho la tardanza y prometo que no volveré a tardar tanto en subir, os lo prometo. Lo tercero que quiero decir es referirme a las niñas que me han insultado por ask o por dónde fuera, por no poder subir capítulo. Nunca más volváis a atreveros a hacer eso, ¿me entendéis? No merecéis leer mi esfuerzo. En cuarto lugar, decir que intentaré subir en la novela de Niall en cuanto tenga algo de tiempo como he hecho con Forever Young, que no sufráis, que no la dejaré. Tardaré más o menos tiempo pero el capítulo lo escribiré y la novela seguirá. Lo quinto, decir que empecé una novela de Auryn, por si a alguien le interesa, que pida el link. Y sexto, aquí mi ask para lo que queráis, ya sabéis, dudas sobre capítulos, novelas... Lo que queráis http://ask.fm/CrisBieberHoranStyles
Gracias por todo (: Sois verdadero y puro amor, os lo digo sinceramente.
Besosss
@Cris_Jbieber