Cansada y confundida, metí la llave en la cerradura y abrí la puerta.
-Ya estoy aquí-dije.
Todo estaba oscuro y no se oía nada, así que supuse que se habrían acostado ya.
Mejor, menos explicaciones que dar.
Subí a mi cuarto y encendí la lámpara de la mesilla.
Abrí entonces la ventana y me fijé en que los chicos habían apagado las luces que habían puesto en el jardín.
La fiesta, oficialmente, se había acabado.
Me deshice de la ropa que llevaba y fui al baño a lavarme la cara.
Después me puse el pijama, me tumbé en la cama y apagué la lámparita.
Me quedé entonces a oscuras con mis fantasmas, que no eran otros que los recuerdos de todo lo que había pasado aquel día.
¿Cómo podría yo estar haciendo daño a Harry?
Y aún no entendía por qué se había peleado con Jey. Cuando estuve con Louis, no pasó nada, aunque claro, creo que Harry no se había enterado del rollo que hubo ahí...
Aquella noche no pegué ojo, dándole vueltas a todo esto y, al final, no encontré ninguna respuesta que fuera de mi agrado.
Al levantarme, vi que mis padres tenían mala cara.
-¿Qué os pasa?-pregunté.
Se miraron entre ellos antes de responderme.
-Tenemos que volver a España.
Algo se encogió dentro de mí al oír estas palabras, palabras que había deseado escuchar tiempo atrás, nada más venir a Londres, pero que ahora desmoronaban todo mi mundo.
-¿Cómo? ¿Por qué? ¡Yo no quiero irme!
-No nos vamos a mudar de vuelta, sólo vamos a ver a la abuela. Ayer la hospitalizaron.
Abrí la boca para sugerir que si yo podía quedarme pero no lo hice. La abuela siempre había estado ahí para mí y yo no podía abandonarla ahora. ¿Cómo se sentiría si fueran mis padres y, cuándo preguntara por mí, le dijeran que me he quedado sólo por estar con mis amigos? No. Tenía que ir, aunque no quisiera.
-Ah, bueno... En ese caso, vale.
-Sólo serán un par de días.
-Vale, entonces. ¿Y cuándo nos vamos?
-Esta tarde noche.
-Bien, me da tiempo entonces a estar con mis amigos un rato.
-Claro, pero antes haz tu maleta.
-Jo, qué pereza.
Subí y empecé a pelearme con la maleta, metiendo cosas que consideraba necesarias para un par de días fuera.
No era una despedida, era... Un adiós temporal. Tenía que verlo así.
Bastante después de la hora de comer me acerqué a su casa.
Llamé al timbre y silbé el alegre sonidito.
Liam me abrió.
-¿Tú otra vez? Ya estoy cansado de abrirte...
-Ya te dije que me dieras mi propia copia de la llave, pero tú ni caso...
-¡Pero si lo hice! Niall te la dio...
-Mea culpa entonces.
Reímos y, jugando a pegarnos collejas, fuimos al salón, donde Harry y Niall jugaban a pegarse patadas y Louis y Zayn se pegaban con unas revistas en la cara porque sí.
-¡Eh, hola, que estoy aquí...!-dije, intentando llamarles la atención.
-¡Ah, hola!
Puse los ojos en blanco.
-Tengo algo que deciros.
-¿Me va a doler? Digo, para ir a buscar otra bolsa de hielo...
-¿Tú desde cuándo eres tan gracioso, Harry?-dije, mirándole mal.
El momento de paz que habíamos vivido ayer después de la pelea se había acabado. La guerra continuaba.
-Desde que me junto contigo.
-Bueno, a lo que iba... Que, siguiendo el ejemplo de Annie, yo también me voy de vuelta a España.
-¡No!-dijeron Niall, Zayn y Liam a la vez, tirándose sobre mí-¡Tú no te vas!
-Otra fiesta com la de ayer no, por favor...-dijo Harry.
-¡Ah! Si queréis, podéis soltarme y os lo cuento. ¡Qué no me voy para siempre, sino para un par de días!
-¡Ah, bueno, siendo así...!
-Niall, que de verdad no me voy para siempre, puedes soltarme la pierna.
-Vale.
Y les conté la razón de mi fuga a España.
-Debería ir a ver a Bego para decírselo...
-No está en casa-dijo Zayn-Ayer, hablando con ella, me dijo que iba a ver a su prima o algo así...
-Vaya, pues si eso la llamo luego.
-Eh, Cris-dijo Niall-Pues antes de que te vayas, ¿corregimos esas frases?
-¡Por Dios, sí! No podré vivir con esta intriga de no saber qué tengo mal...
-Vamos, entonces.
Nos levantamos y le seguí.
-¿Adónde vais?-preguntó Harry-¿Es que acaso no podéis hacerlo aquí, delante de todos?
-No, Harry. No me va el exibicionismo.
Todos nos reímos de Harry, que seguía con el moratón en la cara.
Subimos a su cuarto y él cerró la puerta tras de sí.
-En realidad, tus frases están perfectas, sólo quería hablar contigo a solas y no sabía cómo.
-¡Tonto! No tenías por qué engañarme. Yo siempre quiero hablar contigo.
Me senté en su cama.
-Tú dirás, mi fiel amigo.
Él se sentó a mi lado.
-Verás... Es que necesito tu consejo.
-Vale, lo que quieras.
-A ver cómo planteo esto...
Me miró y se rió.
-Joe, no es fácil.
-Ánimo.
-Es que es algo un poco... Vergonzoso.
-¿Quieres que te cuento yo algo vergonzoso? El otro día en la academia me equivoqué de baño... ¡Y casi me ducho en el de chicos! ¿Te imaginas que no me llego a dar cuenta? ¡Qué horror! Eso sí que es vergonzoso. Lo que tú me tengas que decir no puede ser peor que eso.
Rió de nuevo.
-Bueno, vale... Mira, es que a mí me gusta una chica.
-¿En serio?
Aunque me alegraba por él, a una parte de mí no le hacía ninguna gracia. ¿Quién sería? ¿Annie? ¿Y quería preguntarte cómo sería llevar un amor a distancia? No creo que pudiera soportarlo.
-Sí.
-¿Y qué problema hay?
-Creo... Creo que yo no le gusto a ella.
Bueno, Annie, aunque había estado con él, había pasado mucho más tiempo con Liam. Niall podría haberlo interpretado mal.
-¿Por qué piensas eso?
-Porque ella... Vale, pasa tiempo conmigo, pero pasa mucho más tiempo con otros.
¿Véis? Estaba hablando de Annie. ¡Maldita fuera! Si ya no me había caído bien desde el principio, por algo era...
-¿Y qué pasa cuándo ella está contigo?
-Es especial.
-¿Quién? ¿Ella?
-Sí, y el momento también.
Le entendía.
Era lo mismo que a mí me pasaba cuando estaba con él.
-Y, además... Creo que ni se hace una idea de que siento algo por ella. Y, por si fuera poco, no soy el único...
¡Ah, qué sorpresa! ¿Qué encima había más chicos que querían a Annie? ¡Maldita fuera ella por dos, tres y mil veces! ¡Maldita hasta el infinito y más allá!
-Y, aunque ella lo supiera... Creo que no me elegiría a mí.
-¿Por qué?
-Porque tengo rivales muy potenciales.
-¿Puedes ponerme un ejemplo?
Sonrió.
-Como Harry.
-¿A Harry le gusta Annie?
Niall frunció el ceño y después se echó a reír.
-¿Quién estaba diciendo nada de Annie?
-¡Ah, no sé...! Yo creía que estabas hablando de ella.
-No, jajaja.
-Ah, vale. Osea, que Harry y tú estáis enamorados de la misma chica.
¡Lo que me faltaba, vamos! ¡No sólo la maldita quién fuera me dejaba sin Niall, sino que encima me quitaba a Harry! Entonces, todo lo que Harry hacía, la manera que jugaba conmigo... ¿Era sólo eso, un juego? Bueno, si eso ya lo sabía desde el principio, pero lo de Niall, no... ¿Qué pasó entonces en la clase de irlandés?
-Sí, y creo que otro chico más.
¡Valeeeeeeeeeeeeeeeeeeee! Osea, que locura.
-Vaya es... Complicado, entonces.
-Lo sé. ¿Qué crees que debería hacer?
-¿Sin más rodeos? Lanzarte. Si recibes un sí, todos tan felices, si la respuesta es un no, es que la chica es jodidamente estúpida y está mentalmente desorientada. ¿Quién podría rechazar al mísmisimo Niall Horan?
-La misma persona que rechaza a Harry Styles. Osea... Tú.
Entonces, se inclinó sobre mí y me besó.
Al principio, estaba un poco confundida.
¿Yo le gustaba a él? ¿EN SERIO? Espera... ¿Y TAMBIÉN A HARRY? Imposible.
Pero eso no importaba ahora.
Cuando volví en mí le devolví el beso y le pasé los brazos por el cuello, atrayéndolo hacia mí.
¡Cómo me gustaba su olor, sus ojos, su pelo, sun sonrisa...! ¡Todo él!
Me tumbé sobre su cama y tiré de él para que se tumbara conmigo.
En ese momento, oímos el timbre y un grito, que a mí me sonó a "¡Payaso!", que nos cortó el rollo.
¿Por qué siempre hacían lo mismo?
-Será mejor que bajemos. -le dije.
Quería decirle algo más, pero no sabía el qué.
Él no dijo nada, entendiéndome.
Al bajar, me sorprendí al ver a Harry sentado en la mesa, al fondo, lo más alejado de Jeydon, que estaba sentado en el sillón al lado de Zayn.
Esos dos habían hechos buenas migas desde el principio, yo creo que porque a Zayn ahora le había dado por ponerse gorras como Jey y entonces pues se entendían bien.
-¿Qué mierdas haces aquí?-preguntó Harry.
-Tío, puede que tú seas un payaso, pero aquí tengo amigos y estoy en mi derecho de venir a verlos. Además, ya te he dicho que la buscaba a ella.-dijo Jey, señalándome con la barbilla.
-¿A mi?-dije, señalándome inocentemente con el dedo.
-Sí.
Se levantó y se acercó.
-Fui a casa a buscarte y tus padres me dijeron que te ibas y que habías venido aquí, así que vine. ¿Cuándo pensabas decirme que te ibas?
-Yo misma lo supe esta mañana, lo siento.
-Bueno, no importa...
Se quitó su gorra, que hoy era morada y me la puso en la cabeza.
Era una gorra bastante grande, así que se me resbaló y me tapó los ojos.
-Toma, cuídamela. No me volveré a poner ninguna hasta que no vuelvas y me pongas tú esta de nuevo.
-¡Ala! Sabiendo lo que significan para ti las gorras, esto debe de ser para ti un poco duro...-dije, colocándome la gorra bien para poder ver.
-Es como si te hubiera dado una parte de mí, pero bueno, es para que no te olvides de mí estos días que pases allá.
-Guau, te ha prestado una gorra... Qué machote.
-¡Cállate, Harry!-le espeté.
-Cállame tú.
-¿Con un puñetazo?
-Yo estaba pensando de otra manera...-dijo, poniendo morritos.
-¿De una patada?
-¿Y qué fue de esas uñas que tenías, gatita?-dijo, guiñándome un ojo.
-Sujetadme, porque como no lo hagáis, lo mato.
Harry sonrió.
-Esa es la gatita que yo conocía y echaba de menos.
Más tarde, en el avión...
No pensé que en tampoco tiempo estaría montada de nuevo en una cosa de estas.
Recordé que le había dicho a Jey que le dijera a Jared que estuviera tranquilo, que pensaba practicar los días que pasara fuera y que no sufriera, que no me había olvidado del concurso.
¡El concurso! La verdad, estaba un poco bastante nerviosa.
Al aterrizar, pensé que, cuando había ido a Londres, había ido triste por dejar España y, que ahora que volvía, estaba triste por dejar Londres. Qué cosas tiene la vida, ¿eh?
Cogimos un taxi y nos encaminamos a un hotel que estaba bastante cerca del hospital. La idea principal era ir a ver a la abuela mañana y que luego yo me pasara la vida encerrada en el hospital, en el hotel o que me fuera con mis amigas, a las que no me apetecía para nada ver.
Cenamos en el restaurante del hotel y luego mis padres se fueron a dar una vuelta para ver Madrid de noche, yo, en cambio, me subí a la habitación, presa de la añoranza del cariño de Niall, las discursiones con Harry y de los momentos con Jey. También añoraba a mis otros amigos y a Bego, de la que no me había podido despedir porque no tenía el móvil encendido.
La habitación tenía una gran ventana, así que me senté en el alféizar.
Estábamos en la planta veinte y veía los coches muy pequeños.
Suspiré.
¿Qué es lo que había pasado hoy?
Niall me había confesado sus sentimientos y, aparentemente, también los de Harry. Pero eso no podía ser. Harry, si por algo se caracterizaba, era por carecer de eso, de sentimientos. Él sólo tenía en la cabeza conseguir teléfonos y teléfonos, su meta en la vida eran los rollos tipo "hoy te beso y mañana no recuerdo ni el color de tu pelo". Era un mujeriego.Pero, ¿acaso el mismo Don Juan no se había enamorado de Doña Inés? ¡Arg! ¿Qué hacía yo comparándonos a Harry y a mí con esos personajes? ¡Si me escuchara la profesora de lengua...!
Y, ahora que sabía seguro lo de Niall, ¿qué tenía que hacer? Yo le quería, eso lo tenía muy claro, pero... También había querido a Louis y, aparentemente, como Niall, él también me quería y fíjate cómo acabamos. Me daba miedo empezar otra relación habiendo saliedo tan herida de la primera. Quizá si le explicara esto a Niall, él esperaría, pero... ¿Y si se cansaba de esperar y a mí se me escapaba la oportunidad?
Cuando mis padres volvieron, fingí estar dormida, pero en realidad le seguía dando vueltas a todo esto.
Separarme de ellos, tal y como creía que me haría bien, no lo había hecho en absoluto. Había empeorado las cosas.
A la mañana siguiente, cuando todos vimos a la abuela, ella quiso hablar a solas conmigo.
Me cogió la mano que yo tenía apoyada en su cama y la apretó con fuerza.
-Bueno hija, dime, ¿qué tal por Londres? ¿Muchos chicos guapos? ¿Cuántos novietes te has hechado ya? Con esta carita, seguro que bastantes...-dijo, cogiéndome de la barbilla.
Sonreí y miré al suelo.
-Pues verás, abu, hay un chico que... Es distinto de los demás.
-Cuéntame, querida.
Y le conté todo el problema que tenía con Harry y Niall. Jey era distinto, aunque también se lo conté.
-Te hayas en una difícil encrucijada, hija mía.
-Y no sé qué hacer, abu. Yo sé que Niall me quiere, pero no estoy tan segura de que Harry...
-¿Por ser tan mujeriego no te fías de él?
-¡Hombre, claro! Fíjate lo que pasaba con el Burlador de Sevilla...
Mi abuela rió.
-Pues fíjate que, por ser así, yo sí creo que de verdad le gustas.
-¿Por qué?
-¿Acaso no es evidente, mi niña? Él, por lo que me has contado, está costumbrado a chasquear los dedos y tener a todas las chicas que quiere detrás, ¿verdad? ¿Y qué ha pasado cuándo ha encontrado a alguien que no es así?
-Que lo ha intentado una y otra vez. Es un juego.
-Exacto. Ha pasado de ser un simple juego a ser algo más complicado.
-Me temo... Que no te entiendo, abu.
-Es fácil, hija. Intentando conquistarte, usando una artimaña u otra, ha sido como él se ha enamorado, ¿entiendes? A la gente le gustan los retos y, ¿qué pasa cuándo no consiguen uno? Se obsesionan con él. Tú eres su mayor reto, algo que no le había pasado nunca.
-Así dicho queda muy bonito, abu, pero, ¿y si no es así?
La abuela rió.
-Créeme, querida. ¿Cuándo me he equivocado yo?
-Bueno, una vez pegaste un cromo de Pokemón al revés en mi albúm...
-¿Cuándo me he equivocado yo aparte de en eso?
-Nunca.
-Pues entonces. Ahora ve, hija. No quiero ser yo quién te separe de él. Vuelve y lucha por aquello que amas.
Al salir del hospital, ya había tomado mi decisión.
Haría caso a la abuela, lucharía por lo que quería.
En la puerta, para sorpresa mía, estaban mis amigas, esperándome.
Gritaron y me abrazaron con fuerza, como si yo fuera una famosa.
Se tomaban su papel de fans tan en serio que me extrañó que no treparan por el hospital para irme a buscar.
Me empezaron a contar su vida y a atosigarme a preguntas sobre Londres y yo quería librarme de ellas porque tenía cosas más importantes que hacer.
-¿Y cuándo ibas a decirnos que conocías a One Direction?-preguntó Megan con su voz de pija que me recordó a Amber.
En todos los países hay una Amber, ¡encuentra la tuya! Yo ya tengo dos.
-No sé. ¿Cómo sabes tú eso?
-Hay fotos vuestras en internet.
-Ah, pues mira... Qué bien por mí, ¿no?
Candy me agarró y me zarandeó.
-¿Y conoces a Harry? ¡Claro que le conoces! ¿Puedes decirle que le amo? ¡No, mejor! ¿Puedo irme contigo un par de días a tu casa? ¡Por fa, sólo quiero ver a Harry!
Megan me cogió también y me zarandeó junto con Candy.
-¿Y Zayn? ¿Qué sabes de Zayn? ¿No te habrás liado con él, verdad? ¡Si me dices que sí te mato!
-Yo no...
-¿Y con Harry? ¡¿No te lo habrás montado con Harry, verdad?!
A mí me salían espirales de los ojos por los zarandeos de mis amigas. Bueno, si es que a eso podemos llamar amigas, claro...
-Pues mirad-dije, metiendo la mano en el bolso-Este pañuelo es de Harry. ¡Cogedlo!
Y lo tiré todo lo lejos que pude de mí.
Me soltaron y se tiraron a por el pañuelo.
En realidad, era un pañuelo que me encontré por el suelo y me hizo gracia porque había dibujado en él un perrito que me recordó a Pepa.
Corrí para salvar mi vida y llegué al hotel.
Comí sola en el restaurante, ya que mis padres se habían quedado en el hospital y, después, subí corriendo a la habitación, cogí el móvil de mi padre y llamé a Harry.
-¿Diga?
-¡Harry, soy yo!
-¡Ah, eres tú! Esta llamada te estará costando una fortuna...
-En realidad no, ya que es el móvil del trabajo de mi padre, así que...
-Bien, entonces. Bueno, ¿qué te cuentas? ¿Qué tal todo por allí? ¿Qué tal tu abuela?
Adoraba cómo Harry me trataba en público y, luego, cuando hablábamos los dos solos, parecía hasta un ser humano con sentimientos y todo.
-Bien, por aquí todo bien y ella está bien. ¿Y por allí, qué tal?
-Pues normal, sin ti, claro, pero bien...
-¿Me echas de menos?
-¿Yo? ¡Já! Las ganas que tienes tú.
-Me lo imaginaba.
-El que te echa de menos es tu novio. Seguro que llevas puesta su gorra hasta cuando te duchas...
-¡Qué no es mi novio!
-¿No? ¡Ah, menos mal...! Ya decía yo que nadie podía tener tan mal gusto teniéndome a mí cerca...
-Pero qué creído eres, madre.
-Ya, pero a mí me gusta cuando lo dices tú. Parece que hasta es cierto y todo.
-Porque lo es.
Harry chasqueó la lengua.
-Puede.
-Bueno, da igual... Oye, que necesito tu ayuda.
-¿Mi ayuda? ¿Y tú desde cuándo quieres algo de mí?
-Desde que necesito tu ayuda.
-Tiene sentido. Bueno... A ver, ¿qué quieres?
-Necesito que me vayas a buscar al aeropuerto.
-Existen unas cosas llamadas taxis, por si no lo sabías...
-Ya, pero es que no me gustan y, además, a mí me gustas como chófer.
-Buenooooooo, venga, vale. ¿A qué hora?
-Llegaré sobre las nueve, más o menos.
-¿Y tus padres?
-Se quedan aquí.
-¿Vienes tú sola?
-Sí. Necesito estar con vosotros.
Harry rió.
-¡Eh, Niall!-oí que gritaba-¡Qué dice que vuelve esta noche!
Oí un grito y luego nada.
-Disculpa, es que tenía que informar a Niall.
-Perdonado estás. Y luego necesito otra cosa.
-Pide por esa boquita.
-Tú eres tonto.
-A ver si los favores te los va a hacer tu padre...
Reí.
¡Qué divertido era hacerle de rabiar!
-Vale, vale, lo siento. Me gustaría que fueras a hablar con Bego, a ver si me puedo quedar en su casa hasta que vengan mis padres.
-¿No puedes llamarla tú?
-No me coge el teléfono.
-¿Y te da miedo quedarte solita en tu casa? Si quieres, yo puedo hacerte compañía...
-Claro, y eso me da más miedo aún que quedarme sola en casa. No, hombre, es porque me apetece estar con ella y, además, tengo cosas que comentarle.
-Yo también tengo oídos, ¿eh? Puedo escuchar como ella.
-No sé qué haríamos tú y yo hablando de la regla, ¿sabes?
-Tienes razón, hablar con Bego será lo acertado, Cris, tienes razón.
Reí de nuevo.
-¿Lo harás?
Suspiró.
-Sí, te iré a buscar y hablaré con ella.
-¡Aw, gracias! Y venga, no me seas bobo, si en el fondo, tú también quieres que vuelva...
-Bueno, es cierto... Sin ti, no tengo con quién discutir.
-¿Ves? Bueno, pues nos vemos luego. Ahora en un mensaje te digo el vuelo y todo, que yo entre número me lío.
-Vale, ¡adiós! Luego nos vemos.
Colgué.
Bueno, la primera parte de mi plan había funcionado.
Estaba saltando en el taxi de la emoción cuando el taxista me dijo que ya podía bajar.
-¡Gracias!
Y salí corriendo.
Y en el asiento del avión, salté, salté y salté de la emoción.
¡Iba a volver a abrazar a Niall! ¡Y a ver a Harry!
Estaba tan nerviosa por volverlos a ver que ni siquiera caí en la cuenta de que era la primera vez que viajaba sola.
Una vez que aterrizamos, cogí mi maleta corriendo, para ello tuve que empujar a un par de personas que miraban las maletas con aire de pasmados y corrí al encuentro de Harry.
Me sorprendí al ver a Harry con una morena mucho más alta que yo y que me daba mil vueltas físicamente.
¿Y esto? ¡Era nuevo!
Puse una poker face al verlos.
¿Qué estaba pasando aquí? ¿Qué me había perdido?
Niall salió de detrás de ellos y corrió a mi encuentro.
Yo solté la maleta, que le cayó a un señor en el pie y corrí a abrazarle.
-¡Has vuelto!-dije.
-Bueno, técnicamente, quién ha vuelto has sido tú, ya que yo nunca me fui.
-¡Anda, es cierto!
Estaba tan contenta por volverlo a ver que le di un beso en los labios.
Él se sorprendió, ya que era la primera vez que yo tomaba la iniciativa.
Harry nos miró con cara de sorpresa, aunque se recuperó pronto.
-Vamos-dije, cogiéndole a Niall de la mano y recuperando mi maleta de encima del pie del señor que se había desmayado por el dolor.
Llegamos hasta la chica y Harry.
-Emm...Hola.-dije, insegura.
-Hola. ¡Ah! Ella es Allyson.-dijo, presentándome a la chica.
La saludé y todos nos encaminamos hacia el coche.
-Pss-le susurré a Niall-¿Quién es esta chica?
-Es el nuevo lío de Harry. ¿Cuánto le durará? No lo sabemos.
Y ahí estaba la prueba de lo que mi abuela me había dicho era mentira. Harry no estaba enamorado de mí.
Y yo había removido cielo y tierra para volver con el fin de estar con él y él, en cambio, tenía una novia recién adquirida.
¿No es para ponerse a llorar?